¿Por qué un análisis de la obra de López Sarasúa, afincada en Alicante?

Entra dentro de mi trabajo, que es estudiar todo lo que se escribe sobre Marruecos y, habida cuenta de que su obra es muy especial porque tiene una visión muy específica de lo marroquí, decidí dedicarle un volumen para destacar cómo escribe, cómo describe Marruecos y cómo defiende la pluralidad, la diversidad y el contacto entre lenguas, para tender puentes.

¿Qué aporta la obra de esta autora a la interculturalidad entre ambos pueblos?

Tiene una visión muy especial de Marruecos, porque escribe como si fuera una escritora marroquí. Se mete dentro y describe las fibras sensibles del corazón y la realidad marroquí con afectividad, con acierto y con mucha inteligencia. Por otra, intenta tender puentes interculturales entre ambos pueblos y por extensión entre Europa y Norte de África, e islam y occidente.

¿Cuál cree que es el papel de la creación literaria para eliminar fronteras?

La literatura no es un arma, no está hecha para cambiar la realidad, pero sí para describir esa realidad con el fin de sensibilizar a la gente y crear una forma distinta de ver la vida. La literatura puede ser un espacio a través del cual se pueden juntar culturas y no separarlas. Es el espacio de la utopía y tiene que jugar el papel de aspirar a lo mejor y no contentarse con lo que hay.

La riqueza de la cultura árabe ha estado presente en los cuentos que todos hemos leído de niños. ¿El problema es que se nos olvida cuando crecemos?

La lectura influye indirectamente en la gente. Sobre todo en la literatura infantil. Pueden tener funciones pedagógicas. Lo que pasa es que cuando nos hacemos mayores entran otras influencias, como la ideología, la religión...

¿Qué falla en el acercamiento entre España y Marruecos?

Tan cerca y tan lejos. Somos países distintos en términos de cultura, de idioma y también de religión. Pero en general hay unos rasgos comunes sobre los que hay que trabajar para hacer que haya más unión. Hay que hacer esfuerzos por ambas partes para resaltar lo que nos une y dejar los contenciosos aparte. Habría que explotar esa historia común para el bien de todos.

¿Cree que España es un país injusto con los inmigrantes?

El tema de la inmigración ha sido siempre problemático en todos los países. Y la forma de gestionarla ha sido difícil en todas partes. Hay factores étnicos, económicos, políticos. Se requiere una gran voluntad por parte de las autoridades para que la política migratoria sea más justa. Entre españoles y marroquíes siempre ha creado conflicto, pero últimamente está cambiando la cosa porque parece que hasta el propio Marruecos se está volviendo un país de inmigrantes y está teniendo problemas para gestionar esa avalancha de inmigrante subsaharianos que están llegando. Además el ser humano está hecho para emigrar. Se emigra por razones antropológicas, sentimentales, de búsqueda de libertad individual... forma parte del ser humano. Es un derecho inalienable del hombre así que habría que intentar buscarle salidas.

¿Qué haría falta para alcanzar esas orillas de las que habla en su libro?

Entenderse, entenderse y entenderse. Evitar los elementos que separan. Y luego ir afinando semejanzas, compartir memoria y abrir puertas de futuro.

¿Qué piensa de la polémica surgida en España sobre el uso del velo?

El problema del velo no es solo aquí, también en Marruecos hay un debate social. Entra dentro de la conciencia individual de cada persona. En el contexto español es diferente porque el Islam tiene mala fama desde el 11-S y hay una especie de recelo y desconfianza. Yo no soy partidario del velo, pero a lo mejor esa niña a la que se le prohíbe ir al cole con él, se lo hubiera quitado en el futuro. Ahora probablemente nunca lo haga.