Jama Issa Shatat, imán de la Mezquita de la ciudad de Alicante, tiene estos días más trabajo del habitual. Y es que con la luna en cuarto creciente marcando el noveno mes, los más de 50.000 musulmanes que residen en la provincia de Alicante comenzaron ayer las celebraciones del Ramadán, el acontecimiento más importante del calendario musulmán y que es seguido por más de 1.500 millones de personas en el mundo.

No comer, no beber y abstenerse de mantener relaciones sexuales durante el día. Pero el Ramadán "va más allá de estos preceptos", explica Jama Issa. "Se trata de un acto de fe que nos reporta incontables beneficios, como el de fortalecer nuestra voluntad, purificarnos, aprender a ser más pacientes... pero sobre todo, el de compartir y ponernos en la piel de quienes pasan hambre". En este sentido, la Mezquita de Alicante se convierte durante este mes, tras la caída del sol, en punto de encuentro para aquellos musulmanes que están solos o que carecen de recursos económicos y a quienes se ofrece un plato de comida de manera gratuita. Entre 50 y 70 personas se espera que acudan cada día a romper el ayuno.

También musulmanes que se encuentran de paso por la ciudad acuden a este edificio religioso para seguir sus oraciones. Es el caso de Hassan, quien vive en Francia y pasa los meses de verano en España para trabajar en el campo. Para él, compaginar ayuno con una jornada laboral no es especialmente duro. "En tu mente sabes que cuando caiga el sol podrás comer. Eso sólo es suficiente para aguantar". El hecho de que el Ramadán haya coincidido en los últimos años con los meses de verano no parecer tampoco ser obstáculo para que los musulmanes cumplan con el que es uno de los cinco pilares básicos del Islam. "El calor no importa, estamos acostumbrados a seguir el ayuno", explica Khaled Elgiaberi, secretario administrativo de la comunidad islámica de Alicante.

Pese a la crisis, el número de fieles que estos días acuden a la Mezquita es similar al de años anteriores. Alicante, asegura, Elgiaberi, "es una ciudad de paso, por lo que el número de creyentes no fluctúa, aunque sí es muy cambiante". En cualquier caso, la falta de empleo, da la oportunidad a musulmanes como Mohamed "de pasar más tiempo estos días en la Mezquita, rezando" y asistiendo a las charlas que imparte Jama Issa. Y aunque el Ramadán no es obligatorio para los menores, los siete hijos del imán de Alicante cumplen, a su manera con el ayuno. "No me parece difícil de seguir, lo he visto hace siempre a mis padres", explica Abdurrahman, quien con sólo 13 años asegura que ya lleva varios practicando el Ramadán.

La comunidad islámica afronta su mes sagrado con varias asignaturas pendientes con el Ayuntamiento, entre ellas la petición de un espacio de enterramiento para los musulmanes y el traslado de la Mezquita a unos locales de mayor tamaño.

La islámica es una de las comunidades de extranjeros más antiguas de la provincia, "por lo que el Ramadán es conocido y respetado por el resto de la sociedad", afirma Khaled Elgiaberi. Sin embargo, el secretario de la comunidad islámica lamenta "que muchas veces la gente solo se queda con el aspecto superficial de la comida y no se interesa por saber lo que espiritualmente significa este mes".