Uno de los libros que más se pedía ayer en la Biblioteca Viviente, instalada en el centro de adultos Alberto Barrios de Virgen del Remedio, era el de la homosexualidad. Manuel Velandia está rodeado de escolares que quieren saber sus gustos y modo de vivir. "¿Has querido ser chica alguna vez o las odias?", "¿eres tú el que cocina en tu casa?", preguntan.

Manuel ha llegado preparado para llamar la atención y que los chicos se interesen. Lleva unos zapatos y un reloj muy llamativos "para romper el hielo, es como si fuera un libro con prólogo", explica. De esta forma los niños se fijan en lo que lleva puesto y de unas preguntas se llega a otras "con las que poder mostrarles que hay que aprender a convivir con los demás, que todos somos iguales, pero distintos, y que hay que respetar las posturas diferentes".

De hecho, y como parte de esta actividad que impulsa la asociación de padres de alumnos del colegio Emilio Varela y financia el Ayuntamiento dentro del Plan Integral de la Zona Norte, cuando termina la lectura -los libros se prestan durante 30 minutos- cada lector escribe un anti-prejuicio en una cartulina para dejar constancia de que se ha roto la barrera de un estereotipo.

El objetivo que persigue este proyecto radica en que, después de conocer a una persona de algún colectivo sujeto a prejuicios sociales, "la visión que se tenía pueda cambiar y nos acerca unos a otros", señala Fermín Egido, educador implicado en el proyecto.

"No es de otro planeta"

Melania acaba de pasar al instituto y está en primero de Secundaria en el Leonardo Da Vinci. Tras los 30 minutos de rigor con su libro viviente sale entusiasmada. "Es muy divertido. Suelo venir a la Biblioteca Virgen del Remedio, pero con estos libros es distinto porque ocurren cosas", comenta entre risas.

De Manuel ha sacado la conclusión de que "no es un hombre normal aunque sí lo parece, vamos, que es buena persona y no es de otro planeta", se hace un lío para tratar de explicar que su charla con un homosexual ha sido como la que podría tener con cualquier otra persona.

Como lleva un rato en la Biblioteca Viviente le ha dado tiempo también para "coger" el libro de un inmigrante senegalés que llegó en patera: "Llama la atención porque se ve que no es de aquí - explica Melania-, pero es como si yo me fuera a otro sitio. Echa de menos a su familia y le gustaría estar con ellos", concluye. El libro del lesbianismo no le ha sorprendido porque -confiesa- como se trata de una profesora "ya nos lo sabíamos todo de ella", dice Melania.

Un novillero, un sacerdote, un discapacitado en silla de ruedas, una persona de etnia gitana o una ex prostituta, junto a concejalas del Ayuntamiento, se prestaron ayer como libros durante la jornada del IV Encuentro Intercultural.