Lleva tres años de abstinencia total, aunque su proceso de desintoxicación comenzó hace ya una década, un periodo en el que ha tenido dos recaídas. Ahora forma parte del grupo de reeducación del ocio saludable de Apaex y participa en el voluntariado. Confiesa que su vida ha cambiado, aunque la espada de Damocles siempre pende sobre su cabeza.

Francisco García comenzó a beber muy pronto, con tan sólo 14 años, y poco a poco fue incorporando a su consumo habitual el hachís y la cocaína. Asegura que los problemas para relacionarse y la búsqueda de un método para desinhibirse fueron las causas que le llevaron a una adicción que cuesta mucho percibir como una amenaza y de la que cuesta horrores desengancharse.

¿Cuándo se da uno cuenta de que tiene problemas con el alcohol?

Durante mucho tiempo no lo percibes como una amenaza, no te da miedo y crees que lo puedes controlar en cualquier momento. El alcohol está tan normalizado en la vida cotidiana que no lo percibes como un peligro y, además, es muy fácil de conseguir. Creo que no hay ningún adicto que sepa que se puede enganchar y cuando te das cuenta forma parte de tu vida, aunque hasta que no te pones en tratamiento no te das cuenta del grado. Cuando empiezas a ver que el alcohol te causa problemas económicos, laborales, familiares... es cuando percibes que tienes un problema.

¿Se tarda mucho en ver el problema?

Al principio hay una fase de negación, pero luego empiezas a tener lagunas, ves que te has fundido todo el dinero... y por la mañana no eres consciente de lo que has hecho la noche anterior, pero te bebes dos cervezas y pierdes la noción de la adicción.

¿Cuál es el detonante que lleva a un alcohólico a reconocerse como tal?

Las parejas suelen ser el detonante que hacen al alcohólico buscar ayuda. En mi caso fue la cuestión económica y el empezar a sentir cierto rechazo social. Estaba muy mal, pero no podía dejar de beber y de consumir cocaína. Llegó un momento en que la pauta de consumo era tan exagerada que no se me entendía lo que decía, que pedía una copa en cualquier sitio y sentía el rechazo. Eso me dolía mucho y me iba de los sitios con ganas de llorar; llegó un momento en que no me querían ni en los bares.

¿Cómo se empieza a salir del túnel?

Hay que cambiarlo todo: el círculo de amistades, los hábitos, el ocio, hay que empezar de cero. Yo empecé a dejar de beber a los 33 años y tuve que buscar nuevos amigos, algo que me costó mucho. Por eso, la colaboración de Apaex ha sido crucial. He tenido que aprender junto con el terapeuta las situaciones asociadas al consumo. De hecho, hoy en día sólo entro en una discoteca con alguien de Apaex, porque a la media hora me dan ganas de tomarme una copa. Lo importante para dejar una adicción es aprender las situaciones que te pueden poner en riesgo para conocerlas y evitarlas.

¿El botellón es una tentación para los jóvenes?

Yo empecé a beber a los 14 años, aunque entonces era muy fácil beber en un bar. Hoy está más controlada la venta de alcohol a menores, pero el botellón es un riesgo para los jóvenes.

¿Qué consejo daría a alguien que tenga un problema con el alcohol?

Que llame a las cosas por su nombre, que tome la decisión cuanto antes y que busquen ayuda. No hay que avergonzarse, hay que reconocer que se tiene un problema. Antes era incapaz de divertirme sin alcohol, ahora me divierto sin beber. Ya no me lo pide el cuerpo y lleno mi vida con otras cosas. Antes mi vida era trabajar y emborracharme