Les dan un nuevo rostro para empezar una nueva vida. El Hospital General de Alicante realiza operaciones de estética en pacientes infectados de VIH para corregir los problemas de lipoatrofia, pérdida de grasa, habituales en los afectados por esta enfermedad y que pueden suponer todo un estigma social. Las intervenciones se realizan en la zona del rostro, donde son más evidentes las secuelas, al quedar los pómulos hundidos y muy marcada la zona ósea. Las unidades de Enfermedades Infecciosas y de Cirugía Plástica del centro alicantino son las encargadas de prestar este servicio, de referencia para toda la provincia de Alicante.

El proceso comienza con la selección de los pacientes. "De momento estamos atendiendo los casos en los que la lipoatrofia es más patente en la zona del rostro. Además, tienen que ser enfermos estables, que se encuentren en fase de seguimiento, y que lleven años tomando medicación", explica Joaquín Portilla, responsable de la unidad de Enfermedades Infecciosas del Hospital General. La intervención es sencilla, dura aproximadamente una hora y no requiere de hospitalización. Según explican Mario Márquez y el doctor Novo Torres, del servicio de Cirugía Plástica, hoy en día existen diferentes técnicas para abordar este tipo de operaciones. La más idónea "consiste en extraer grasa del paciente para inyectársela en la zona de los pómulos". Sin embargo, la lipoatrofia afecta a todo el cuerpo, por lo que en muchos casos "es imposible extraer la grasa necesaria del enfermo". En estos casos se tiene que recurrir a diferentes materiales sintéticos para inyectarlos en los pacientes.

La lipoatrofia es un efecto secundario del uso de medicamentos retrovirales en personas infectadas por VIH. Actualmente, gracias a las investigaciones, señala Joaquín Portilla, "hemos conseguido una nueva generación de fármacos" que no provocan estos estragos físicos. Estragos "que se asocian de manera directa a los enfermos de VIH, lo que genera un auténtico estigma social". En este sentido, explican Mario Márquez y Novo Torres, "algunos de nuestros pacientes habían perdido su trabajo como consecuencia de las secuelas que la enfermedad deja en el rostro". Tras la operación, "han podido recuperar su vida social y laboral". En este sentido, el Hospital General ha hecho un seguimiento de los más de 60 pacientes que ya han sido operados "y el grado de satisfacción es muy elevado".

De momento este tipo de intervenciones se centran únicamente en la zona de la cara, "porque es la más sencilla de abordar, aunque la lipoatrofia afecta a todas las zonas del cuerpo y para muchos pacientes resulta un auténtico trauma ponerse manga corta o bañador en verano".

Con todo, para el doctor Portilla este tipo de intervenciones "deberían ser el último recurso". El jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas insiste en la importancia "de la prevención" para frenar los contagios por VIH. "No hay registros oficiales, pero se estima que puede haber un 0,35% de la población que padece VIH y no lo sabe". Este, añade Portilla, "es el verdadero problema porque estas personas, a su vez, infectan a otras". El uso del preservativo sigue siendo, en este sentido el mejor mecanismo para evitar contagios . Portilla advierte además de que el 25% de los nuevos casos de VIH "siguen teniendo un diagnóstico tardío, por lo que el pronóstico de muerte es más alto".

Un hogar cuando

más se necesita

Es lo más parecido a un hogar en el que recuperarse física y moralmente. La Casa Veritas, que gestiona Cáritas Diocesana en Alicante, es el único recurso residencial para enfermos de VIH que existe en la provincia de Alicante. En esta casa hay cuatro plazas residenciales "para enfermos asistidos" y diez plazas "para pacientes que pueden desenvolverse por sí mismos", explica su directora técnica, Rosa Prieto. En todos los casos, "son personas en una situación de exclusión muy fuerte, que llaman a nuestra puerta únicamente con una bolsa de supermercado en sus manos en la que guardan sus pertenencias". En los casos de mayor gravedad "los enfermos están con nosotros hasta que fallecen. Es una manera de que estén acompañados hasta el último momento por la que consideran su familia". En el caso de los pacientes en una situación más estable "permanecen en la casa por un periodo de dos años, ya que son personas en situación de marginalidad, por lo que no les puedes dejar de repente sin este recurso". Los pacientes de la Casa Veritas "realizan itinerarios laborales y trabajan en talleres" para lograr su integración social. P.A.