Neus González (Xàtiva, 1975), forma parte del equipo de cinco intérpretes simultáneos de valenciano-castellano en el Senado. Es licenciada en Traducción e Interpretación por la Universidad de Alicante.

¿Cómo se estructura el trabajo de los traductores de valenciano-castellano en el Senado?

Las cabinas de intérpretes se estructuran de dos en dos personas para todas las lenguas, excepto para los traductores de valenciano. En la cabina de gallego, en la de vasco y en la de catalán hay dos personas. Y hay dos porque está comprobado que un intérprete no puede hacer bien su trabajo, por cansancio mental, durante más de media hora seguida. Por eso hay dos: para relevarse.

Y dice que excepto el valenciano. ¿Por qué?

Me imagino que es porque el valenciano se utiliza realmente poco en el Senado. Y por eso, los traductores de valenciano vamos de uno en uno (sin compañero de relevo) y nos colocan en la cabina de catalán. Porque el trabajo que nos obligan a hacer los senadores valencianos no es tanto como el que dan los de catalán, gallego o vasco. Desde que en 2005 empezaron las traducciones puntuales en la Comisión General de las Comunidades Autónomas del Senado, somos los traductores a los que menos hacen trabajar.

Por desgracia, ¿no?

Por desgracia absoluta, y eso lo quiero reivindicar, ya que el Consell consiguió poner el valenciano en el Senado separado del catalán, algo que los baleares no hicieron y aceptaron estar en el lote del catalán. Los senadores valencianos y los representantes del Consell deberían aprovechar más que haya traductores específicos de valenciano y usar la lengua más a menudo.

Ahora tendrán oportunidad.

Sí, ayer empezó la primera sesión en la que ya se permite el uso de las lenguas autonómicas en el pleno del Senado, que se celebra cada dos semanas.

¿Qué peculiaridad tiene traducir a los políticos?

Tienen un lenguaje muy similar entre ellos y te has de acostumbrar a ese argot. Pero, en general, hablan bien y tienen un buen discurso.

¿Y sus señorías hablan correctamente el valenciano?

No es un valenciano de manual el que hablan, no. Es un valenciano de la calle, con algunas incorrecciones. Más o menos como habla la gente de la calle. Se podría mejorar, la verdad.

Para una filóloga será surrealista estar en una cabina con traductores de catalán como dos lenguas distintasÉ

Totalmente. De hecho, yo soy valenciana y vivo en Cataluña, y traduzco tanto la variante valenciana como la variante catalana. Y a mí se me hace extraño estar allí y sólo traducir la variante valenciana. De hecho, alguna vez, cuando los compañeros de catalán han tenido que trabajar mucho, les he ayudado traduciendo el catalán.

¿Y al revés?

No se ha dado el caso, que yo sepa, porque ya digo: hay poco trabajo con los políticos valencianos.

¿Cómo llegó a este trabajo?

Pues vi un anuncio en el periódico que convocaba un concurso para hacer la interpretación de las lenguas autonómicas en el Senado, me presenté a la prueba y me escogieron. En el examen nos pusieron el video de una sesión de las Corts y tuve que interpretar a Camps.

¿Se está bien interpretando al presidente Camps?

No es muy difícil, porque en valenciano no habla mucho y se pasa al castellano.

No sólo traduce a políticosÉ

No, yo soy especialista en traducción audiovisual, videojuegos e informática. Traduzco el guión de las películas, series, documentales y dibujos animados, sobre todo para TV3 como freelance.

En su currículum figura la traducción de "La Guerra de las Galaxias". Algo más entretenidoÉ

Es más entretenido, sí, pero todo es trabajo. Y para mí es un honor estar interpretando en el Senado, porque es algo histórico que el valenciano se use de forma normal en una cámara de poder.

¿Qué supone esta medida para el valenciano?

Para el valenciano supone salir del provincianismo y del territorio donde se usa normalmente. Si en casa no se habla con la frecuencia y en los ámbitos en los que se debería hablar, que se pueda usar el valenciano en Madrid es muy significativo e importante. Es un pequeño paso hacia la plena normalización de la lengua.