Tras año y medio viviendo con sus hijos en Beneixama, donde trabaja como secretaria municipal, está a la espera de que la Audiencia de Castellón le aclare la sentencia que obliga a los pequeños, de los que tiene la guardia y custodia, a volver a aquella ciudad. Allí reside el padre, magistrado en excedencia y senador por el PP Manuel Altava, quien obligó al Gobierno a estudiar la custodia compartida.

Desde el patio de su casa se debe escuchar, con el curso escolar en activo, el griterío de los chavales del único colegio del pueblo, el Divina Aurora, del que también son alumnos sus hijos desde septiembre de 2009. Hasta esta tranquila localidad del Alto Vinalopó de calles rectas y despobladas en plena canícula de julio se trasladó desde Castellón Paloma Sanz, quien asegura que lo que en principio era algo provisional ("era habilitada estatal en excedencia y al pedir el reingreso estaba libre la plaza de Beneixama, a la que después concursé y ahora tengo en propiedad", relata) ha devenido en una situación definitiva. Un sueño, el de un trabajo estable y un lugar para vivir en el que asegura sentirse a gusto tanto ella como sus pequeños, que ahora se tambalea tras el fallo de la Audiencia de Castellón que obliga a los menores a vivir a más de 200 kilómetros de donde ella, que tiene su guardia y custodia, trabaja.

¿Cómo se explica esta decisión judicial?

Sólo encuentro una justificación: que la han puesto tres hombres. No sé cómo ejercitan ellos su labor de padres pero estoy segura de que si fueran madres el fallo sería otro. Desde que nacieron los niños están a mi cuidado y quiero seguir cuidándolos, pero si ellos están en Castellón y yo en Beneixama...

La sentencia no considera justificado para el cambio de residencia que usted tenga un trabajo fijo.

Pues no tengo otro, tengo 50 años y tampoco puedo dejarlo.

¿Puede haber influido en el fallo el hecho de que el padre de sus hijos sea magistrado en excedencia y conozca, por tanto, a los redactores de la sentencia?

Algo tiene que haber influido porque hace año y medio se encontró justificado el traslado de los niños a Beneixama y, tras una exploración del juez y del fiscal, concluyeron que mis hijos estaban bien en el pueblo.

¿Se han planteado la custodia compartida como posible solución?

Su padre jamás la ha pedido y eso que fue precursor de esta medida. Él siempre ha querido quitarme a los niños desde que nacieron y yo llevo nueve años luchando por tenerlos conmigo. En ese tiempo él ha intentado arrebatarme la custodia aprovechando cualquier circunstancia y sus relaciones tanto a nivel judicial como político.

¿En qué medida?

Las relaciones existen en todas las profesiones y no creo que ninguno de los tres magistrados que han firmado la sentencia se les ocurra negarlas. No quiero ir más allá, pero desde que la sentencia se firmó hasta que se notificó pasó más de un mes. Y luego está el fallo que obliga a los niños a vivir en Castellón, algo que ni su padre ni yo habíamos pedido. Sólo quiero saber qué he hecho como madre para merecer una resolución judicial que escapa al sentido común porque me mantiene la guardia y custodia que no sé cómo puedo ejercitar teniendo a mis hijos deportados a 220 kilómetros de donde yo trabajo y vivo. Me parece tremendo cuando el padre tampoco está en Castellón porque, como senador, pasa en Madrid la mayor parte del tiempo.

¿Aceptaría usted la custodia compartida si el padre la pidiera?

Insisto en que nunca lo ha hecho y en este momento yo tampoco la aceptaría por una razón de peso y es que mis hijos no quieren estar con él.

¿Ha pensado qué hará si al final la Audiencia de Castellón ratifica el fallo?

No puedo pensar en ello porque tengo cartas de mis hijos desgarradoras en las que me piden que no permita que les lleven a Castellón.

Ya, pero si los magistrados se mantienen, ¿cumplirá la sentencia?

Pues creo que no podría porque si lo hago me quedaría en la calle o sin posibilidad de ver a mis hijos. No puedo poner a replantearme mi vida profesional con 50 años, ni me encuentro con fuerzas ni la situación laboral está para ello.

¿Llegaría al desacato?

Estoy dispuesta a defender con uñas y dientes mis derechos y los de mis hijos. Ellos ya han dicho lo que quieren y no voy a pasar por lo que a tres señores togados, por muy togados que sean, se les haya ocurrido porque es una resolución injusta y, sobre todo, imposible de cumplir.

Usted ha pedido una aclaración que aún no se ha resuelto.

Sí, y de eso hace ya más de un mes. Tengo derecho a saber cómo interpretan sus señorías cómo se puede tener la guardia y custodia y cumplirla con unos niños a 220 kilómetros. Quiero que me lo aclaren porque supongo que ellos, que han puesto la sentencia, se lo habrán planteado. Necesito que me lo digan y, si persisten en su ilógico fallo, interpondré todos los recursos a los que tenga derecho.

La sentencia señala como algo negativo que los niños vayan a un colegio laico y público.

Tengo grabado el juicio en Primero Instancia y la intervención del padre no tiene desperdicio: habla de Beneixama como de un pueblo de cabras cuando tiene un censo de licenciados altísimo y el colegio, una ratio y un nivel de seguimiento de los niños que ni el privado más elitista. Llamar a Beneixama pueblo de cabras es un insulto. Él sólo admite que los niños vayan a un colegio de monjas de Castellón cuando ni siquiera se ha molestado por conocer el entorno actual de sus hijos, que son los que en este año y medio ha ido a ver su padre en vez de venir él a verlos aquí.