La falta de apoyo del Consell -interminable tramitación administrativa para los permisos y excesivo celo conservacionista- y la desaparición de zonas agrícolas tradicionales que eran refugio y lugar de cría de conejos, liebres, perdices han desplazado hacia las vecinas Murcia y Castilla-La Mancha la actividad cinegética de la provincia. Una actividad que mueve más de 100 millones de euros al año, de los que el 90% se escapa de la provincia, y que moviliza cada temporada a 50.000 cazadores alicantinos, 100.000 en la Comunidad Valenciana, según los datos de la Federación Alicantina de Caza.

En Alicante, los cazadores disponen de 150.000 hectáreas para practicar esta actividad, entre octubre y enero y durante agosto. Las trabas a la actividad cinegética lastran, además, una alternativa para poder combatir los efectos de la crisis como es el turismo cinegético. Turistas italianos, finlandeses, rusos y de cualquier punto de Europa que vienen a cazar a la provincia, pero que acaban en Murcia tras entrar por El Altet.

La experiencia de Juan Márquez, un veterano cazador alicantino y, a su vez, organizador de actividades resume la impotencia con la que el sector se enfrentas a las trabas administrativas. "Llevo años esperando un permiso para poder, por ejemplo, establecer una zona donde contar con animales. En esta actividad, de un día para otro te puedes quedar sin especies -las palomas, por ejemplo, desaparecen del paraje en horas si se desencadena una tormenta- para los cazadores que han contratado una batida". Márquez lamenta que "cuento con los terrenos, los tengo acondicionados, pero sigo sin el permiso", subraya Juan, que indirectamente se ha visto también afectado por la crisis inmobiliaria. "Muchos trabajadores que ingresaban miles de euros a la semana, aficionados a la caza y que hoy no saben sin van a contar con faena al día siguiente".

En la provincia existen 154 clubs y 14.600 cazadores federados, aunque la cifra real supera los 50.000, según apunta Miguel Ángel Romero, presidente de la Federación, quien comparte las críticas de Márquez. "Con un poco más de ayuda, la caza podría ser una gran fuente de ingresos para la provincia". Antonio Rus, cazador, tercia recordando cómo "en Murcia y Castilla-La Mancha todo son facilidades. Hay municipios que viven de la caza y muchos clientes somos alicantinos". Reverte alerta, por otro lado, de que "el ladrillo también ha sido un gran enemigo. La urbanización difusa -un chalet aislado- ha hecho mucho daño. Automáticamente se prohíbe cazar en 200 metros".

singularidad

El Arrui, un ejemplar único en Europa

En Alicante se puede practicar hasta caza mayor por la presencia de jabalíes y el arrui, una especie de cabra montesa de la cordillera del Atlas (Marruecos) que se introdujo en la Sierra de Espuña (Murcia) en los años 70 y terminó también por aparecer por los montes de la provincia. Se da la circunstancia de que se trata de un ejemplar muy apreciado por los cazadores ya que sólo se encuentra en Marruecos, EE UU, Murcia y Alicante. Eso sí, la temporada solo dura tres meses.