¿Cuál es la pretensión de Psicólogos sin Fronteras?

Nacemos para que la psicología salga a la calle y llegue a los más necesitados. Creemos que es un deber moral porque no se pueden tener conocimientos y dejar de echar una mano a alguien porque no tenga recursos. Para ello abarcaremos toda la provincia en cinco áreas geográficas con un coordinador en cada zona y dentro de ellas grupos de trabajo porque las necesidades cambian según el sitio. Queremos llegar al nivel de Madrid o Barcelona, donde llevan más de una década con programas de interacción.

¿A qué sector de la población quieren llegar?

Ofrecemos asistencia psicológica a personas sin recursos. Desde desahuciados por impago a madres con niños que no tienen para darles de comer, indigentes...Siempre sin incurrir en competencia desleal con los compañeros ya que no venimos a quitar al trabajo a nadie, a ningún compañero, solo queremos ayudar.

¿Cómo nació la idea?

Es una idea que estaba detrás de materializar desde que tenía 19 años. Ahora hay más necesidad y se han dado las circunstancias, hay muchos menos recursos de las administraciones y muchísimos psicólogos dispuestos a colaborar, a echar una mano y a ofrecer su trabajo a los más necesitados. Ya hay asociaciones que han pedido programas específicos para discapacitados, enfermos mentales, población en riesgo de exclusión...Es una necesidad que la administración no puede cubrir ahora con los recortes y para ellos la psicoterapia de bajo coste es idónea.

Antes hablaba de población desahuciada, que no deja de aumentar con la crisis. ¿Cómo pueden ayudarles?

Un psicólogo por supuesto que puede ayudar a familias desahuciadas aunque dos personas pueden afrontar esta situación de forma completamente distinta ya que en psicología no hay un estándar. No podemos ayudarles en recursos económicos pero sí dándoles apoyo emocional porque la persona que se queda sin casa está desmoronada. Es una población que emerge. Cada vez hay más gente afectada por la crisis, y con todos los recortes que hay las asociaciones no están recibiendo subvenciones además de que el primer recorte en una asociación es prescindir del psicólogo o del trabajador social, lo que es un contrasentido porque cada vez hay más gente que nos necesita. Ahí creemos que podemos hacer algo realmente grande y bonito.

¿Hay más problemas psicológicos en época de crisis?

Hay una desmotivación general y una apatía social, y para cualquier psicólogo la adversidad es el momento idóneo para crecer. También para todos, porque si hemos perdido algo hay que aprender la lección, averiguar el por qué y para qué puede servir.

¿Cómo van a organizarse?

Con licenciados con experiencia en voluntariado. Una vez acabada la formación, se les dotará de recursos para distribuir alimentos o ropa, para que sepan buscar sitios para dormir a las personas sin techo, y también poder prestarles asistencia psicológica con el objetivo último de intentar reinsertarlas. Pero para ello necesitamos de todas las asociaciones. Es un trabajo en red.

¿Cree que la asistencia psicológica debería ser universal?

Lo que está claro es que, como dice la OMS, la salud y el bienestar son tanto físicos como psicológicos. La asistencia psicológica debería ser universal y prestarla la Seguridad Social, lo tenemos muy claro todos los compañeros.