La ciudad del futuro nada tiene que ver con la que se relataba en la Guerra de los Mundos. Los expertos la diseñan como una urbe basada en las redes sociales y las nuevas tecnologías para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Saber a tiempo real si hay aparcamiento disponible en una calle o cuándo pasará el próximo autobús son algunos de los proyectos que hacen que una ciudad sea más inteligente y de ellos hablaron ayer expertos y alcaldes de varias ciudades reunidos en el congreso Alicante Smart Cities Meeting 2011 organizado por la Concejalía de Modernización.

Si en algo coincidieron los participantes es que el futuro de las ciudades pasa por ser inteligentes. ¿Cómo? Reduciendo costes, promoviendo el desarrollo sostenible, mejorando la eficiencia de los servicios públicos y estrechando la relación entre las administraciones y los ciudadanos, a quienes la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, definió como "las neuronas" de una ciudad inteligente coincidiendo con el concejal de Modernización, Pablo Sandoval.

La primera edil aseguró que la ciudad ya ha comenzado a caminar en esa línea con proyectos como el uso de luces de bajo consumo en el alumbrado público, el control de acceso mediante cámaras al Casco Antiguo para reducir el tráfico, la implantación de placas solares en edificios públicos o el sistema implantado en el transporte público para conocer a tiempo real cuando llega un autobús. Castedo señaló que el Ayuntamiento seguirá impulsando proyectos y abogó por fomentar la colaboración entre el sector público y el privado así como por comenzar a planificar los servicios e infraestructuras para afrontar el crecimiento demográfico. La primera edil destacó que la clave de una ciudad inteligente pasa por "reducir costes y lograr la máxima efectividad" y consideró que hay que "innovar encontrando nuevos usos para lo que tenemos, reutilizar los recursos haciéndolos más accesibles de cara al ciudadano y mejorando la interrelación con ellos".

En el congreso también intervino el alcalde de Santander, Íñigo de la Serna, quien añadió que una ciudad inteligente es "aquella que gestiona de forma eficiente sus recursos" y expuso uno de los proyectos que se lleva a cabo en su ciudad consistente en la instalación de 20.000 sensores para dar a conocer a través de una aplicación informática si hay plazas de aparcamiento disponibles, la temperatura, el nivel de ruido, los parámetros de calidad del aire o la necesidad de riego de un jardín. Por su parte, el alcalde de Torrevieja, Eduardo Dolón, habló sobre el sistema de radares y cámaras implantadas en la localidad para controlar el vandalismo y el acceso de vehículos.

Otro de los participantes, el director del Club de Innovación Urbana del IE Business School, Gildo Seisdedos, destacó que las ciudades están pasando de la gestión "de las tres 'B' -bombillas, basura y baches- a la de menos es más" porque, con motivo de la crisis, se ven obligadas a "hacer más con menos". Este último indicó que "hay que hacer las cosas de otra manera y en ello deben colaborar los ciudadanos". Y es que estos últimos son "el alma de una ciudad", señaló el director de la empresa alicantina Eolexcitylab, Pablo Sánchez Chillón, quien argumentó que "sin su participación podrá haber una ciudad moderna, pero no inteligente".

Durante la apertura del congreso, patrocinado por el grupo Vectalia y Philips y con la colaboración, entre otros, de INFORMACIÓN, el director general del grupo Vectalia, José Luis Romillo, incidió en que los proyectos futuros requieren "un trabajo conjunto entre la empresa privada y la pública" para "estimular a los emprendedores y desarrollar sectores que ayuden en la recuperación económica". El presidente del grupo Philips Ibérica, Ignacio Ayerdi, afirmó que "en 2020 el 70% de la población vivirá en las ciudades", por lo que abogó por un crecimiento sostenible y una colaboración pública y privada para salir del "círculo depresivo".