"Se vende la educación, la salud y nuestro futuro", "No te pongas enfermo, estamos en crisis", "Retallada mítica", "Qué vergüenza, para atrás como los cangrejos", "Nuestros hijos han de pagar a políticos que solo saben robar", "El derroche de ayer es el recorte de hoy", "Depuración de responsabilidades", "Lo público no se vende, lo público se defiende", "No podemos apretarnos el cinturón y bajarnos los pantalones al mismo tiempo", "Hoy comemos, mañana ya veremos"... Como éstos, había miles. Mensajes indignados plasmados en la riada de pancartas que invadió ayer por la tarde el centro de Alicante en una nueva manifestación contra los recortes del Consell, la segunda en menos de una semana, esta vez convocada por los ajustes que afectan a todos los servicios públicos.

Pese a la cercanía de las fechas y a celebrarse entre semana, alrededor de 50.000 almas alzaron su voz y gritaron de nuevo su malestar contra la Administración, al mismo nivel y con similar cifra de participantes que en la protesta del sábado. Era tanta la aglomeración de participantes en el entorno de la plaza de Luceros y en las cercanías del instituto Jorge Juan, punto de partida, que la plataforma convocante, formada por los sindicatos UGT, CC OO, CSIF, FSES e Intersindical Valenciana tuvo que trasladar la cabecera y el arranque hasta la avenida de la Estación, a la altura de la Diputación Provincial.

En su avance, la marcha se fue topando con decenas de grupos de estudiantes, educadores, personal sanitario, funcionarios municipales, de diversas consellerias, colectivos de dependientes y hasta bomberos con su uniforme y su casco, que iban contra corriente buscando un hueco para sumarse. En un ambiente de protesta y a la vez de camaradería, había de todo. Estudiantes procedentes de colegios e institutos de Alicante, Elche, Callosa d'Ensarrià, Orihuela o Elda, entre otros muchos, que, junto a sus maestros hacían sonar silbatos, trompetas, panderetas y hasta tambores. Médicos, enfermeros y farmacéuticos con bata blanca portando ataúdes con el mensaje "RIP sanidad pública"; e incluso abogados y policías fuera de servicio. También afectados por el recorte de la ley de dependencia empujando sillas de ruedas o carritos con su familiar enfermo, y la Asociación de Enfermos Mentales pidiendo dignidad para el colectivo. Estuvieron también presentes formaciones políticas como el PSOE, EU y Compromís.

Desde el principio fue una manifestación reivindicativa, encabezada por una gran pancarta con una tijera gigante pidiendo la retirada del decreto de recortes del Consell. La sombra de Camps estuvo presente ya que no se libró de los comentarios más mordaces.

La marcha avanzó rápido por Maisonnave. Al entrar en Gadea y llegar a la altura del Aula de la CAM los manifestantes corearon "Hola, Banco Sabadell". Había pasado una hora desde el arranque y todavía muchos ciudadanos esperaban en el Jorge Juan, entre ellos bomberos y policías. Los agentes que estaban de servicio, tanto de la Policía Local como de la Nacional dieron la cifra de 40.000 personas y los sindicatos convocantes la elevaron por encima de las 60.000. Dos horas y cuarto después del inicio salieron los últimos, lo que obligó a leer tres veces un manifiesto pidiendo depuración de responsabilidades al Consell. "Pretenden ahorrar más de mil millones de la forma más fácil, recortando salarios y servicios. Es el mayor ataque de la historia", dijo Manuel Alcaraz, de la Plataforma de Iniciativas Ciudadanas.

En Valencia más de 100.000 personas salieron a la calle y 30.000 en Castellón. La plataforma convocante pidió la dimisión del conseller de Hacienda, José Manuel Vela, al que responsabilizan de la situación por su mala gestión.