"¡El día 25 seremos más!", había vaticinado el secretario general de UGT en Alicante, Óscar Llopis, al término de la manifestación del pasado domingo contra la reforma laboral. Y no se equivocó. La protesta convocada ayer contra los recortes de la Generalitat en los servicios públicos se convirtió en la más multitudinaria de las que se han llevado a cabo hasta la fecha en Alicante contra las políticas del Consell, y una de las más numerosas desde la movilización contra la guerra de Irak el 15 de febrero de 2003. Más de 60.000 personas, según los organizadores, respondieron a la llamada de los sindicatos en Alicante, y cerca de 350.000 en toda la Comunidad.

La protesta estaba convocada por los sindicatos CC OO, UGT, CSI-F, FSES-Cemsatse-ANPE e Intersindical Valenciana, con el objeto de denunciar los ajustes en todo el sector público, pero la educación fue, con mucha diferencia, el ámbito que acaparó más reivindicaciones. Sobre todo, después de las polémicas cargas policiales contra los estudiantes de hace unos días en Valencia, y que dieron pie a un gran número de lemas de protesta, así como a que la manifestación en la capital autonómica fuera secundada, según la organización, por 250.000 personas. Mientras tanto, la Policía no dio datos oficiales de asistencia en esa ciudad, según informó Efe. En Alicante, la Policía Nacional situó los asistentes en 30.000, y en Castellón los sindicatos dieron la cifra de 35.000 personas, rebajadas a 8.000 por la Policía Local.

En cualquier caso, y al margen de la habitual disyuntiva de cifras, la presencia de docentes, padres y escolares fue más que notoria en Alicante, y también destacó, mucho más que en otras ocasiones, la participación de estudiantes de Secundaria. La creciente indignación de buena parte de la sociedad ante los escándalos de corrupción y desmanes en el dinero público que se han venido conociendo en los últimos tiempos volvió a reflejarse en las calles, con mayor intensidad aún después de episodios como las citadas cargas policiales de Valencia o el presunto desvío de dinero del Consell destinado en principio a cooperación. Este malestar en constante aumento se hacía ver en las consignas que impregnaban carteles y pancartas, o que se coreaban a lo largo de todo el recorrido.

La manifestación también fue, en cierta medida, una clase práctica de geografía de la provincia de Alicante, ya que podían leerse reivindicaciones llegadas desde todas las comarcas. San Vicente del Raspeig, Albatera, Elche, Elda, La Vila Joiosa, Petrer, Castalla, Mutxamel, San Miguel de Salinas, Almoradí, Torrevieja, Cocentaina, Onil y Altea eran algunas de las localidades de las que procedían los manifestantes, junto con la propia ciudad de Alicante. En casos como el de El Campello, con una nutrida presencia de jóvenes, alumnos de los institutos Clot de l'Illot y Enric Valor. En medio de este panorama, las protestas del resto perdían algo de protagonismo, aunque sin pasar a un segundo plano. Sanitarios, funcionarios, afectados por la Ley de Dependencia, bomberos del Consorcio Provincial y algunos trabajadores de Canal 9, entre otros, se sumaron a la cita.

Dos lecturas del manifiesto

La afluencia a la movilización de ayer fue tal que, en el momento de llegar la cabecera al final del recorrido, en la confluencia de la Rambla y la Explanada, hacia las 19.15, muchas personas no habían salido desde el final de la Avenida de la Estación, donde se había iniciado la marcha a las 18.00. Por ello, tuvo que leerse en dos ocasiones el manifiesto de la protesta, una acción que corrió a cargo de dos alumnas del instituto Figueras Pacheco de Alicante.

Las jóvenes, intercalando valenciano y castellano en su discurso, denunciaron que el Consell pretende "hacer caja a costa de los trabajadores", después de haber llevado a cabo durante años una "política clientelar" de "despilfarro". Por ello, exigieron la retirada del decreto-ley de ajustes, así como la dimisión del conseller de Hacienda, José Manuel Vela, y más medidas de protesta si no es así. En este sentido, realizaron un "llamamiento a la participación masiva y activa". Sin embargo, el punto álgido vendría al citar la "solidaridad con los compañeros del instituto Lluís Vives". Las chicas fueron interrumpidas por aplausos y una ovación prolongada, antes de pedir "libertad sin cargos para todos los detenidos".

Pasadas las 20.30 todavía seguían llegando al final del recorrido decenas de participantes en una manifestación que, a juicio del sindicalista Óscar Llopis, fue "una muestra clara" del rechazo a las políticas de recorte, y una crítica, según el líder local de UGT, a una administración que "aplaude la represión policial y mira hacia otro lado". Por su parte, la secretaria de CC OO en Alicante, Consuelo Navarro, destacó que "la gente está cada vez más indignada, y si quien gobierna no lo escucha, es que gobierna para sí mismo". Desde el ámbito político, la protesta contó con el apoyo del PSOE, Compromís y EU, entre otras formaciones de izquierda. La portavoz socialista en Alicante, Elena Martín, señaló que "ha costado mucho llegar hasta aquí para que luego el PP se cargue el estado del bienestar". Mireia Mollà, diputada autonómica de Compromís, destacó que "la ciudadanía está despierta", y el parlamentario de EU Lluís Torró aseveró que "estamos ante un cambio de ciclo muy importante".

El malestar creciente y los nuevos escándalos agudizan el ingenio de los manifestantes

La crispación social ante los recortes y la corrupción sigue en aumento, y la controvertida intervención policial en Valencia ha avivado aún más esa indignación. Sin embargo, ese malestar está dando cada vez más creatividad a los lemas que se muestran en carteles y pancartas, o en los gritos que se lanzan en las manifestaciones. Así, el "No hay pan para tanto chorizo" se queda pobre ante mensajes como "Atacar los salarios es de políticos miserables" -que podía leerse en chalecos de UGT- o "Un pueblo sin educación es más fácil de engañar" -pancarta de varios manifestantes de Albatera-, y "Fabra, tu escultura no es cultura", llevada por docentes del instituto Valle de Elda. El ingenio llevó a varias representantes del colegio Emilio Varela de Alicante a taparse con velos negros y portar cirios, "de luto por la enseñanza pública"; y la comunidad escolar del colegio Canales y Martínez de Almoradí plasmó en una pancarta el "parque temático de Tutan-Kamps", con el expresidente autonómico transformado en una pictórica esfinge. También se exigió la dimisión de la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, junto a mensajes como "Somos el pueblo, no el enemigo" y "L'IES Lluís Vives som tots", entre otros. A. T.