La imagen de Francesc Romeu i Martí (Silla, 1974) dirigiéndose a sus partidarios, encima de una silla y sin micrófono fue una de las más impactantes del congreso que los socialistas valencianos celebraron en 2008. Romeu no tenía respaldo suficiente y pactó apoyar a Ximo Puig para la secretaría general del PSPV a cambio de ser candidato a la Generalitat en 2011. Ganó Jorge Alarte. Y Romeu, casi de inmediato, empezó la campaña para volver a optar ahora al puesto. Como Alarte, es un producto de la cantera política de Ciprià Ciscar -lo colocó como responsable de Organización de la gestora que encabezó Diego Maciá- y, también como el actual líder de los socialistas valencianos, lleva desde los veinte años en la vida política. En 1995, de hecho y antes de terminar Derecho, ya fue elegido concejal del Ayuntamiento de Silla, donde desempeñó las competencias de Urbanismo. En las elecciones siguientes, optó a la Alcaldía y, al quedar fuera del gobierno municipal después de un pacto de toda la oposición, se marchó a Madrid con un escaño en el Congreso entre 2000 y 2004.

Acomodado en el ambiente de Ferraz, Romeu se convirtió en hombre de confianza de José Blanco -entonces el número dos de Zapatero- para el que trabajo, primero, como responsable de la Escuela Jaume Vera, el centro de formación de los cargos socialistas, entre 2004 y 2008. Y, con posterioridad cuando Blanco se incorporó al frente de Fomento, como alto cargo de ADIF. Sus detract0res le reprochan que, aprovechando su cargo público, se haya dedicado a preparar su candidatura. Arropado por un discurso rupturista y casi "antisistema" respecto al rumbo del PSPV, Romeu dice tener apoyos suficientes e, incluso, se ha ofrecido para liderar un gran acuerdo interno como candidato único y de consenso.