­La crisis se deja notar en las parroquias. Las colectas de misa y lo que los feligreses echan en los cepillos cada vez arrojan cantidades menores, como ocurre en la mismísima Concatedral de San Nicolás de Alicante, donde han pasado de recoger más de tres mil euros semanales a alrededor de 1.800 euros, según los datos de la administración del templo. «Antes la mayoría de la gente dejaba un billete de cinco euros, y ahora echan dos o tres monedas en la cesta. Además tenemos una menor afluencia de turistas que vienen a ver el templo, y esto también se nota», explicó el sacerdote, Ramón Egío. También son más escasas las donaciones individuales de familias o empresas, «antes a veces venía alguien y daba 600 euros, o más, para Cáritas, pero este año no hemos recibido ningún donativo de ese tipo».

Este descenso influye en la aportación de la parroquia a los distintos proyectos sociales, a la vez que aumenta el número de personas que acude a Cáritas a por ayuda. En el caso de la Concatedral, se ha resentido el proyecto Nicolás, que ofrece orientación laboral, bolsa de empleo, talleres infantiles, de atención a las personas mayores y reparto de bocadillos a los más necesitados, al caer estas aportaciones así como las de los novios en las bodas.

El sacerdote Rafael Pacheco cuantifica en más del 30% la caída en las colectas en las ermitas de las que se encarga, Santa Cruz y San Roque, en el Casco Antiguo, así como en la parroquia Corazón de María, que tiene dos centros al culto en la Cantera y La Goteta, donde de recoger unos 70 euros han pasado a 40. «A cambio, se multiplican las personas que nos vienen con problemas, y las que nos manda el Ayuntamiento porque tampoco tienen presupuesto o les dan cita en Servicios Sociales para dos meses. Nos los envían para que les proporcionemos lo primordial, es decir, alimentos, pagarles luz o agua...».

Pacheco ha detectado un importante aumento en la demanda de ayuda, que ha crecido más del 40% en el caso de Corazón de María. «Antes venían personas en riesgo de exclusión, o transeúntes, pero ahora nos llegan abuelitas que mantienen con su pensión a toda la familia, y personas muy normales. A nivel económico es un desastre y estamos al límite porque no tenemos recursos, sí para dar alimentos pero no para pagar varios recibos de agua o alquiler. Hay verdaderos dramas».

En la parroquia de San Blas nunca han recogido grandes cantidades en las colectas pero ahora todavía menos. «Aquí siempre hemos llegado muy mal a fin de mes, y ahora peor. Difícilmente se encuentra en alguna bandeja un billete de cinco euros», dijo el sacerdote, Gonzalo Martín, quien también destaca el aumento de personas que acuden a ellos pidiendo ayuda. «Las Cáritas podemos dar comida, ropa, y colaborar económicamente en algo, pagando un mes de alquiler pero no todo. El enorme problema es quedarse sin trabajo».

Jaime Valcaneras, director de Cáritas Diocesana de Alicante, explicó que las colectas parroquiales han bajado en los dos últimos años, «y están disminuyendo los socios que pagaban una cantidad mensual». Actualmente Cáritas atiende a 60.000 familias en la provincia, lo que supone ayudar a más de 200.000 personas. Una cifra que se ha doblado en los últimos años. Valcaneras también expuso que las subvenciones de los organismos oficiales, como Consell y ayuntamientos, tardan más en llegar, y llevan ya un retraso de un año en algunos casos.

Botones en las cestas en lugar de monedas y billetes

El párroco de la ermita de Santa Cruz se ha encontrado en ocasiones con botones en la cesta de las limosnas. Poco es lo que recaudan en este templo, en ocasiones cinco euros, ya que van escasas personas a misa y muchas de ellas mayores, vecinas del Casco Antiguo. Los donativos de las bodas sostienen su economía.

San Nicolás reduce su iluminación para ahorrar

Personal voluntario de la Concatedral llevó 400 litros de leche de Orihuela y en tres días se agotó la mitad

La Concatedral de San Nicolás ha comenzado a apagar algunas de las luces del templo para ahorrar y en algunas estancias solo ha dejado dos puntos de luz aunque las misas de los domingos sí tienen la que se necesita, según informó el párroco, Ramón Egío. Además, limitan la iluminación para las bodas, «y los novios que quieren más se la tienen que pagar ellos».

La parroquia también reduce costes en lo que puede a la hora de desarrollar sus proyectos sociales, por lo que los voluntarios de Cáritas buscan los mejores precios. En esta línea se fueron hasta Orihuela a por palés de leche que encontraron a un precio especial, y se trajeron 400 litros para las 80 familias que ahora atiende este templo. En tres días se agotó la mitad.

Por su parte, la parroquia del Buen Pastor de Colonia Requena cede gratuitamente los locales que antes alquilaba a las asociaciones de inmigrantes, ante la falta de dinero de muchos de ellos.