Y a la consellera Isabel Bonig le vuelve a pillar el toro. Ocho meses han pasado desde que el pasado febrero la titular de Infraestructuras y Transportes anunciara que todo estaría listo en ocho meses y, por lo tanto, la línea 2 del tranvía (Alicante-Universidad-San Vicente) comenzaría a funcionar como muy tarde en octubre, y la Conselleria de Infraestructuras no ha licitado todavía ni el proyecto de servicio para definir la explotación de la línea, al faltar el visto bueno del pleno del Consell.

Un paso previo a la apertura del "diálogo competitivo" para elegir a las tres empresas de las que saldrá el futuro gestor. La demora en resolver un asunto que colea desde la primavera de 2011 llevará a que el tranvía no pueda arrancar, al menos, hasta el próximo enero. El plazo para resolver una licitación de este tipo oscila entre los 30 y los 52 días (si se decide publicarlo en el Diario Oficial de la UE) y, según fuentes próximas al proyecto, la empresa que se haga cargo de la línea deberá probarla al menos durante dos meses, antes de empezar a transportar pasajeros.

En el Consell el mutismo oficial sigue siendo absoluto y sólo se admite que el proyecto no podrá licitar hasta que el pleno del Ejecutivo autonómico de su autorización. Mientras, el periodo de información pública terminó a finales de junio y el curso en la Universidad de Alicante comienza el lunes sin el anhelado tranvía. Retraso que tiene desorientado y cabreado a todo el mundo, incluidas las alcaldesas de Alicante y San Vicente, aunque en público hayan optado por guardar silencio.

La demora que acumula la puesta marcha de la línea 2 del tranvía entre Alicante y San Vicente, pese a que la infraestructura está construida y probada desde la primavera de 2011, obliga, por otro lado, a la Conselleria de Infraestructuras a pagar, como mínimo, 450.000 euros al año en concepto de mantenimiento de los apeaderos, vías y servicios eléctricos, antes de que la línea comience a ser gestionada por un operador privado. Empresa que será el socio mayoritaria en la empresa mixta que creará el Consell para su explotación. Curiosamente, el propio Consell se ha cubierto las espaldas y el contrato de mantenimiento de la línea expira el próximo enero. Mes a partir del cual la línea pasaría a la empresa privada (mixta pero con la mayoría del capital en manos del socio no público).

Infraestructuras prevé que la conexión tranviaria Luceros-San Vicente, con parada en la Universidad donde estudian 25.000 alumnos, genere cerca de 5 millones de euros al año en concepto de venta de billetes, de ahí que nadie se explique el porqué del retraso de la que está llamada a ser la joya de la corona del TRAM. De momento y en una situación económica crítica para el Consell, éste debe hacer frente a un factura de 25.000 euros mensuales para evitar que no se deteriore un corredor tranviario que costó de 100 millones.

La Conselleria de Infraestructuras abrió pasado 21 de mayo el proceso administrativo con el objetivo de tratar de poner en marcha la línea antes de que comenzara el curso en el campus de San Vicente. El Consell decidió, finalmente, que sea una empresa mixta (FGV-adjudicataria) la que gestione la línea por un periodo inicial de 15 años, aunque en la práctica la explotación será privada porque el socio no público tendrá una participación del 75% en la sociedad.

El documento estuvo en información pública hasta finales de junio, y a partir de entonces debía licitarse el concurso público bajo la fórmula del "diálogo competitivo", que recoge la ley de contratos públicos y que consiste, básicamente, en que tres empresas presentan sus ofertas. A partir de ahí se iniciará una ronda de conversaciones en la que la Administración podrá incorporar nuevas condiciones hasta decidir con qué gestor se queda. La fórmula se utiliza para contratos complicados y, sobre todo, para el desarrollo de infraestructuras ferroviarias.

La joya de la corona

La conexión tranviaria Luceros-San Vicente está llamada a ser la joya de la corona de la red del tranvía. No sólo porque en el Campus de San Vicente estudian 25.000 alumnos, sino porque los tranvías darán servicio al centro de la ciudad, barrios, Hospital General y San Vicente. El Consell prevé que la línea tenga un tráfico anual inicial de 6,3 millones usuarios que alcanzará los 11,5 millones en siete años. Según los estudios que maneja la Conselleria de Infraestructuras, su inauguración supondrá, de inmediato, la reducción en un 22% del tráfico de vehículos entre la Universidad, San Vicente y Alicante, unos 3,5 millones de vehículos al año.

La L-2 contará con 14 paradas. Luceros, Mercado, Marq, Goteta, Bulevar del Pla, Garbinet, Hospital, Maestro Alonso, Gastón Castelló, Bulevar Norte, Ciudad Jardín, Santa Isabel, Universidad y San Vicente del Raspeig, por lo que dará servicio a miles de personas.