La cabaña ganadera de la provincia ha experimentado un leve incremento, a pesar de la asfixia económica que sufren la mayoría de las explotaciones y que pone en peligro su superviviencia, según el análisis que las principales organizaciones hacen de los datos oficiales. Las cifras más recientes, referidas al cierre del año pasado, muestran un aumento del 2,5% en el número de ovejas en relación al término de 2010, hasta los 101.810 animales, debido fundamentalmente a la mayor presencia de corderos para carne. Asimismo, el número de cabras para el ordeño creció en el mismo periodo un 5,3%, situándose en las 15.572 cabezas. Eso sí, el total de la cabaña caprina descendió en unos 4.000 animales; ahora hay 33.759.

Las cifras, publicadas por el Ministerio de Agricultura, muestran cómo la ganadería de la provincia se supedita cada vez más a las industrias cárnicas y lácteas, para las cuales sirve de suministro. Así, hay que tener en cuenta que, pese a que estas actividades tienen poco peso en el conjunto de la economía alicantina, la cabaña caprina está entre las más numerosas de España, con especial incidencia en el sur y oeste del territorio. En cuanto al ganado ovino, destaca sobre todo la incorporación de 11.000 corderos en sólo un año; además, la última estadística registra 1.380 ovejas lecheras, que no aparecían el año anterior. Datos positivos que, sin embargo, son recibidos con mucho escepticismo por parte de las organizaciones agrarias, que consideran que los números esconden en cierta forma el problema de la falta de expectativas económicas.

En este sentido, desde el sindicato agrario La Unió señalan que "no hay que mirar el número de cabezas, sino fijarse más en si ha aumentado el número de ganaderos". Al respecto, un informe de la organización hecho público el año pasado hablaba de la desaparición de más de 2.000 explotaciones en la provincia en una década. Además, aluden a las dificultades para poner en marcha una nueva granja, y aseguran que "desaparecerán todas" a medio plazo "si no hace algo la administración".

Más contundentes aún se muestran desde Asaja-Alicante. El presidente de la Sectorial de Ganadería de esta organización, Julián Huertas, afirma que las explotaciones resisten "gracias a que los ganaderos trabajan 25 horas diarias", en alusión al trabajo sin descanso, y que muchos ganaderos "siguen en activo porque están endeudados y no tienen más remedio que continuar" para tratar de afrontar esos pagos. Huertas incide en problemas como "el mayor coste de los piensos y forrajes", mientras que luego "la leche no se paga al productor al precio que se debiera" para que la actividad pudiera resultar rentable.

El dirigente de Asaja en la provincia insiste en que "no es posible que en países como Francia la leche se pague más cara", y que la administración "consienta esa competencia desleal y no nos apoye en nada". Huertas es propietario de una explotación caprina con 3.200 animales, por lo que conoce de primera mano el coste de mantenimiento de las granjas: "La gente se ha embarcado en créditos" para afrontarlo, y, en muchos casos, lo ha hceho porque "las subvenciones no llegan en el plazo que dicen". El responsable ganadero apela a que las autoridades "se den cuenta de que juegan con algo tan primario como la alimentación", y que deben darse las condiciones para que el sector pueda sobrevivir.