La tienda surgió casi por necesidad. Cuando Fabián López, fundador de la empresa, estudiaba ingeniería en Valencia, sus compañeros y profesores le pedían turrón de Jijona, que él compraba en su empresa familiar. "Así que empecé a vender a través del correo electrónico y cobrando por transferencia bancaria. Ése fue el inicio de mi actual negocio", explica Fabián, quien cuenta que el pedido más "exótico" le ha llegado desde un monasterio de Logroño, a través de una monja, que le admitió estar "nerviosa" por realizar su primera compra en Internet. Para Fabián, el secreto del éxito es "fidelizar al cliente", "dar un servicio profesional", "ofrecer una web sencilla" y "trabajar muchísimo". "Una tienda online nunca cierra, por lo que hay que trabajar más que en una tienda tradicional", explica el ingeniero y profesor del máster Ecommaster de la Universidad Miguel Hernández de Elche, quien pretende ampliar negocio dando cabida a otras marcas de turrones y dulces de la zona.

La empresa familiar se remonta a la década de los cuarenta. "Yo estuve trabajando un tiempo con ellos, pero luego me independicé. Ahora les compro los productos y luego los vendo a través de mi empresa online. Hace más de una década, pensé que ahí había una oportunidad de negocio importante. En este tiempo, he comprobado que para que el negocio funcione resulta fundamental estar activo en las redes sociales, estar presente en los buscadores más importantes, tener un buen posicionamiento y, sobre todo, dejar una buena impresión en los clientes, porque el boca a boca también funciona en Internet", explica Fabián, para quien el perfil en la red está cambiando: "Cada vez compra más gente mayor, ya no es un espacio reservado sólo a los más jóvenes. Mis principales clientes son de fuera de la provincia, incluso he recibido pedidos de Catar".