«El control protocolario establecido para los invitados al Congreso no comporta, ni se produjo en este caso, según lo aportado por las dos mujeres policías, que la persona afectada deba desprenderse de sus prendas de vestir (quitándose jerseys o camisas, bajándose pantalones, etcétera)». El informe del comisario del Congreso para el presidente de la Cámara, Jesús Posadas, que lo requirió tras la denuncia de los diputados socialistas por el trato vejatorio de que fue objeto la profesora de Constitucional de la Universidad de Alicante, Mar Esquembre, invitada a un pleno la semana pasada, niega que se le obligara a desnudarse para comprobar que en su piel no aparecían pintadas, tras la protesta en el Congreso, a pecho descubierto, unos días antes, en favor del aborto. «Primero me pusieron el cartel de sospechosa y ahora el de mentirosa. No me repongo del asombro y siento una indefensión absoluta», declaró ayer la afectada.

Esquembre explicó el domingo en un artículo de opinión en este diario que fue objeto de un «cacheo integral» y que le obligaron a desnudarse, algo que el informe policial descarta: «Se le hizo pasar a un cuarto anejo al control de acceso, acompañada por dos mujeres policías, con la finalidad de comprobar que las prendas que vestía no poseían logos ni inscripciones reivindicativas», continúa el documento.

«Es el colmo, una no espera un ataque de quien se supone que tiene que protegerte, no me repongo del asombro», señaló ayer Esquembre con «rabia, como muchas mujeres absolutamente identificadas. Así no se arreglan las cosas. Nos tienen miedo y quieren que lo tengamos. ¿Esta es la Cámara que nos representa?».

El informe sigue explicando que, previamente, se realizó un «chequeo visual y superficial de su vestimenta», para comprobar que no llevaba «instrumentos contrarios a la seguridad», y que se le retiró «el móvil y otros aparatos electrónicos que pudiera portar», como es «habitual desde hace tiempo con todos los invitados».

«Con pelos y señales»

«Limitan la libertad para garantizar su poder», se lamentaba la profesora. «Ya lo he contado con pelos y señales, que me miraron hasta las costuras de la camiseta cuando los logos se ven sin desnudarse. ¿La única documentación que aportan es su testimonio y la presunción de veracidad es la suya y no la mía?». Mar Esquembre ratifica que denunciará, pero no ante la comisaría del Congreso, «sino con una demanda para que haya sentencia por la vulneración del artículo 18 de la Constitución, del derecho al honor, la intimidad personal y la propia imagen». El Consejo de Gobierno de la Universidad le respalda: «Las medidas de seguridad a las que fue sometida la profesora Esquembre no son solo desproporcionadas, sino que atentan a los derechos fundamentales, la integridad moral y la intimidad», se decidió ayer.