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El apagón de Canal 9

El PP suspende su actividad por temor a las protestas

El grupo anula una comida con Fabra para 150 comensales, retrasan otros actos y dejan sin agenda el fin de semana

La crisis de Ràdio Televisió Valenciana (RTVV) se le ha escapado de las manos al PP. No sólo en las instituciones, donde el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y su C0nsell vivió esta semana uno de los plenos de las Cortes más duros de toda la legislatura. También en la calle. Lo admiten dirigentes del PP que confían en rebajar la tensión cuando lleguen las fiestas de Navidad. La cúpula popular había redoblado su actividad en las últimas semanas con la intención de empezar a coger tono para las elecciones europeas. Pero la espiral de crispación que se ha generado con el traumático cierre de la cadena autonómica ha desatado el temor en las filas del PP, que ayer, en medio del conflicto abierto con la clausura de Canal 9, decidió suspender toda su actividad. Temen que las protestas se «cronifiquen» y que, de alguna manera, cada convocatoria de los populares se convierta en un escenario de crítica callejera contra la gestión del Consell y de Fabra. A día de hoy, es una importante preocupación del PP. Y no menor.

En esa tesitura y, después de que Fabra se marchara de Ibi -localidad en la que se celebró el pleno del Consell- entre abucheos, la cúpula popular decidió suspender toda su agenda de ayer. Y también para el fin de semana. Oficialmente, apuntaron, por «responsabilidad». De puertas hacia dentro porque, en estos momentos, en las filas del PP hay temor por la evolución de la tensión política y social que se vive en la Comunidad. Se suprimió la proclamación de los presidentes de las cinco agrupaciones locales de Alicante, una convocatoria en Castellón y una comida que se iba a celebrar también en Ibi con Fabra y el presidente del PP de Alicante, José Císcar, para 150 comensales. La evidencia de que la medida se improvisó al ritmo que evolucionaba la crisis fue que hubo dirigentes del PP -caso del senador Julio de España, entre otros- que acudieron a la cita. El alcalde de Planes, Javier Sendra; y el de La Vila Joiosa Jaime Lloret tuvieron que esperar en la puerta para ir explicando la situación a todos los cargos del PP. Fuentes populares reconocieron que, en estos momentos, prefieren calmar los ánimos en la línea marcada por el presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, cuando ordenó, en el último pleno de las Cortes, que los diputados de su grupo parlamentario evitaran los aplausos a las intervenciones en las que se justificaba el apagón de RTVV.

Con todo, desde luego, el peor tragó fue para el vicepresidente de la Generalitat, José Císcar, que había convocado en Alicante su habitual rueda de prensa semanal posterior al pleno del Consell. Se encontró con un plante total de periodistas y con una lluvia de críticas de los trabajadores de Canal 9 . Desde una hora antes de la cita, la entrada de una de las sedes administrativas de la Generalitat en Alicante estaba controlada por efectivos policiales. Los periodistas, además, tenían que ser «filtrados» antes de acceder al edificio. Al mediodía, empezaron a llegar los empleados de Canal 9 afectados por el ERE, que siguieron en directo a través de un móvil los últimos minutos de la cadena.

Responsables de prensa de la Generalitat les ofrecieron cubrir el acto -un equipo de Ràdio 9 y otro de Canal 9- lo que encrespó los ánimos. «¿Con qué lo vamos a grabar? ¿Dónde lo vamos a emitir?», replicaron en medio de una tensión creciente y entre protestas: «Fabra dimissió» y «RTVV no es tanca» fueron de las frases más coreadas. Llegada la hora de la comparecencia de Císcar, periodistas de todos los medios de Alicante optaron por «plantar» al vicepresidente como protesta después de mantener conversaciones con los del resto de la Comunidad. El número dos de Fabra en el Consell entró con la sala vacía y ofreció un monólogo con la cámara institucional como único acompañante. Sin periodistas en Alicante, no hubo preguntas. «¿Valencia...?» Ni respuesta. «¿Castellón?» Tampoco. Císcar salió con cara grave y se quedó en la planta noble del edificio hasta las dos de la tarde.

En la puerta, aplausos, abrazos, caras de emoción por el cierre, lágrimas y muchas críticas contra la gestión del Consell de Alberto Fabra. Nadie se movía a la espera de que el vicepresidente de la Generalitat saliera. En vista de la situación y de que la indignación crecía entre los trabajadores de RTVV, el Gobierno valenciano pidió refuerzos policiales. Mas de una veintena de efectivos tomaron posiciones y acordonaron la salida. A los pocos minutos, Císcar salió camino de su coche oficial protegido por media docena de policías entre una lluvia de gritos: «lladres», «corruptes»... Hubo forcejeos entre policías y trabajadores que intentaban acercarse al vehículo del vicepresidente. Música habitual, en los últimos tiempos, para el PP.

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