La decisión de la Conselleria de Infraestructuras de cambiar la fórmula que emplea pagar la parte que le corresponde aportar al sostenimiento del transporte interurbano, pasando del pago por kilómetro recorrido al pago por pasajero transportado, es uno de los motivos centrales por lo que el grupo Vectalia ha decidido plantear el ERE y es que, según expertos en transporte consultados por el periódico, compromete, en general, el futuro de las concesionarias como empresas de transporte urbano. Lo cierto es que el experimento que quiere poner en marcha el Consell en Alicante es tan novedoso que no se utiliza en ningún lugar de España, debido la función social que tiene el transporte urbano y metropolitano. Hasta ahora, la empresa concesionaria cobra por los kilómetros recorridos. Kilómetros que fija la conselleria, al igual que las líneas y las frecuencias de cada una de ellas. Sistema que garantiza una mayor cobertura porque, en el fondo, se trata de un servicio público regulado por la Ley del Transporte.
La angustia financiera del Consell le ha llevado a cambiar las reglas del juego y la consellera Bonig, escudándose que en la caja autonómica no hay un euro, impone ahora el pago por pasajero transportado. Es decir, la Administración establece la cifra de pasajeros que debe conseguir transportar la concesionaria pagándole en un función del número de usuarios. «Algo que puede ser pernicioso ya que la misma Administración que fija la cantidad de viajeros es la que también establece líneas. ¿Qué pasará entonces en los barrios con baja demanda?», se preguntó ayer Fidel Angulo, referente nacional en la organización del transporte metropolitano.
El pago por pasajero transportado y no por kilómetro (este sistema también se ha recortado en los últimos años) deja al operador atado de pies y manos ya que no tiene capacidad de reacción, debido a que ni fija las tarifas, ni decide sobre las líneas carriles-bus.
