A nadie se le escapa que los niños manejan las nuevas tecnologías mejor que sus padres. Pero del uso al abuso hay un paso y los pediatras advierten de que los niños están expuestos a dispositivos como tablets y teléfonos a edades cada vez más tempranas, incluso cuando no han cumplido ni el año. «Lo ves en las propias consultas. Los padres están esperando y para que el niño se entretenga lo ponen a jugar con el móvil y cuando se sientan frente a ti, lo mismo», explican Fátima Revert, Josefa López y Manuela Orts, pediatras en el centro de salud de Campoamor, dependiente del Hospital General de Alicante. Estas profesionales, junto a otros especialistas sanitarios, imparten todos los jueves una escuela de padres en el centro de salud en la que se abordan distintos temas de interés que afectan a la infancia.

Las pediatras alicantinas alertan de las consecuencias tan negativas que puede tener este precoz uso de las nuevas tecnologías. «Puede crear una adicción temprana, además de romper la comunicación entre padres e hijos y crear aislamiento, porque las familias no hacen nada juntas y pierden el control sobre lo que sus hijos están viendo en estos dispositivos», explican. La nuevas tecnologías «también favorecen el sedentarismo y a la larga problemas de obesidad en los jóvenes, que serán adultos menos sanos». Los pediatras recomiendan que los niños no utilicen este tipo de dispositivos hasta que no cumplan los dos años. Pese a todo, «nos estamos encontrando padres que con tres meses ya ponen a sus hijos a que toquen las tablets». En este sentido, «es necesario hablar al bebé, contarle cuentos, tocarle, darle besos... el contacto físico nunca debe ser sustituido por otra forma de entretenimiento».

Pero si la adicción a las nuevas tecnologías preocupa a los médicos que atienden a los niños, la obesidad no es un problema menor y guarda relación con el tipo de vida cada vez más sedentaria de la juventud. «Nos estamos encontrando cada vez más niños con enfermedades propias de los adultos, como la diabetes tipo 2 o la hipertensión».

Un niño obeso, no necesariamente tiene que provenir de una familia con problemas de sobrepeso. La combinación entre una dieta inapropiada y la falta de ejercicio es nefasta y en muchas ocasiones las familias se acomodan. «Muchos padres, por falta de tiempo, ni se molestan en preparar un bocadillo para la merienda, le dan dinero al niño para que se compre un bollo o un pastel y eso es una equivocación enorme», señalan Revert, López y Orts. Un dato para la tranquilidad «es que las tasas de anorexia o bulimia se mantienen estables durante estos últimos años después del boom de hace una década».

Pero el siglo XXI tiene otra epidemia que afecta a los jóvenes. «El consumo de tabaco y alcohol a edades cada vez más tempranas nos preocupa mucho porque en nuestras consultas hemos llegado a ver casos de niños que a los 12 años ya fuman de forma habitual», destacan las pediatras del centro de salud Campoamor.

Ante estos casos, «nuestro consejo a los padres es que en casa, tolerancia cero ante el alcohol y el tabaco. De nada sirve prohibir a tu hijo que no consuma si te ve a ti hacerlo».

¿Y qué pasa con el tema de la sexualidad? «Sigue siendo algo tabú para muchas familias porque existe la falsa creencia de que si en casa hablas de sexo, estás fomentando que tus hijos lo practiquen», señala Iris Colomer, psicóloga en el centro sanitario. Y todo pese a la gran cantidad de información que hay hoy en día disponible. «A veces esto lleva a que se hagan un lío y a mi consulta han venido chicas pensando que durante la ovulación no se pueden quedar embarazadas», señala Macarena Quesada, médico de Planificación Familiar.

Elaborar un discurso adaptado a su edad «y nunca mentirles o disfrazar la realidad» son los consejos para abordar estos temas. «Todo lo que se pueda aprender en la familia es lo que mejor se quedará luego», señala Quesada.