Alberto Cordero, cardiólogo del Hospital de Sant Joan, participa de manera habitual en carreras de media y larga distancia, por lo que conoce muy bien hasta dónde puede llegar la capacidad del corredor aficionado o semiprofesional en este tipo de pruebas, y las precauciones que conviene tomar antes de competir.

¿Es un riesgo participar en una carrera de media o larga distancia sin experiencia previa?

La práctica de ejercicio es muy sana en general; lo que ocurre es que las carreras de media o larga distancia requieren una mayor preparación, y hay además personas de alto riesgo, como las que padecen algún problema cardiovascular o hipertensión.

¿Aparte de estas personas, hay otro perfil «de riesgo» entre los corredores?

En menores de 35 años pueden aparecer cardiopatías congénitas, que casi siempre son detectables con una prueba médica. El problema es que muchas veces estas patologías son asintomáticas, por lo que conviene someterse periódicamente a revisiones para detectar posibles problemas. Esto último, no obstante, también es válido para quienes tienen alguna cardiopatía por «causa adquirida».

¿Quiénes están más predispuestos a padecer ese problema?

Fumadores, diabéticos, hipertensos... En ellos es bastante frecuente que se presente esta incidencia. Por eso es bueno hacerse esas revisiones, o que las prácticas de esfuerzo que se realicen sean bajo vigilancia médica.

¿Y la población en general, qué precauciones debe tomar?

El ejercicio suave o moderado siempre es bueno y recomendable, en sesiones de entre 20 y 30 minutos, de tres a cinco veces por semana. Otra cosa es plantearse hacer desde cero algo muy duro, como correr una media maratón o jugar una liga de fútbol de veteranos. En general, quien entrena sin hacer barbaridades no tiene ningún problema.

¿Cree que la popularización de estas carreras ha contribuido a que los participantes sean más precavidos?

La seguridad en las carreras ha mejorado mucho. Cada vez hay una mayor dotación preventiva, como la presencia de una ambulancia y desfibriladores. La dotación de medios y personal evita, por ejemplo, que una arritmia tenga consecuencias peores.

¿Se nota un incremento en las consultas de Cardiología en torno a la práctica deportiva?

Sí. Las incidencias que se producen (pocas, por otra parte) hacen que la gente tome conciencia de la necesidad de que el deporte se practique con un control médico.