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El cofre de los tesoros de Tabarca

El cofre de los tesoros de Tabarca

El museo de la isla cumple 10 años durante los cuales han pasado por él alrededor de 100.000 personas

Los visitantes al Museo Nueva Tabarca reciben al entrar la bienvenida de Hannibal Lecter, y no es que sea una muestra de terror, sino que Camilo García, encargado del doblaje del famoso doctor asesino interpretado en el cine por Anthony Hopkins, es quien ha puesto la voz al audiovisual que muestra las riquezas de la isla incidiendo en su relación con el mar, y que es uno de los principales atractivos del museo gracias, sobre todo, a las imágenes de los años 40 y 50 de Tabarca procedentes de la Filmoteca Española. Pero el museo, que cumple 10 años, es mucho más. En sus dos salas, ubicadas frente a la playa en el centro de servicios que antiguamente acogía el almacén de la almadraba, se expone el patrimonio de la isla de forma integral, en sus aspectos geográficos, geológicos, históricos, etnológicos y, evidentemente, biológicos dada la riqueza de su reserva marina y sus enormes praderas de posidonia.

Desde su inauguración el 24 de mayo de 2004, han pasado por el museo alrededor de 100.000 personas. «No es poco para un museo que está en una pequeña isla como esta», señala orgulloso su director, el arqueólogo José Manuel Pérez Burgos, un enamorado de Tabarca que se encargó de su creación y que lo mima como si fuera un hijo. «Es el referente cultural de la isla, y aunque es pequeño, da las claves para que el visitante pueda luego ver en vivo lo que aquí les mostramos».

Un 70% de los visitante del museo son escolares que acuden con sus profesores, como ocurrió el pasado jueves con una treintena de niños del colegio Santísima Faz de Alicante muchos de ellos interesados por los caballitos de mar y los barcos hundidos a modo de arrecifes de la reserva marina que se muestran en el museo en un vídeo del Taller de Imagen de la UA, y por esa mítica, y falsa leyenda, según señala Pérez Burgos, de que la isla estuvo habitada por piratas. «Como mucho usaron la isla como escala para sus razias en Santa Pola« señala, mientras muestras los restos romanos y medievales hallados en la isla que desde el siglo IV se usó para faenas de pesca pero que no se colonizó hasta 1770 con la llegada de unas 300 personas de origen genovés procedentes de la Tabarka tunecina cuyo censo figura en uno de los paneles del museo con los característicos apellidos que siguen teniendo los actuales isleños: Chacopino, Parodi o Ruso entre otros.

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