«Fue una labor de reconstrucción, porque tuvimos que poner de nuevo los cimientos de una iglesia casi en ruinas, y de restauración hasta conseguir su elevación a basílica». Así describe el sacerdote Antonio Vivo su trabajo como párroco en este templo durante 17 años, en el que tras su jubilación continúa como rector. Su otro amor es Alicante, por cuya promoción ha luchado desde su vinculación al nacimiento de la Universidad, la dirección de la Casa Sacerdotal, la cultura y la fiesta, sin olvidar el auxilio a los necesitados.