La ministra de Agricultura, Isabel García-Tejerina, ha desenterrado esta semana la posibilidad de que el Gobierno recupere el proyecto del trasvase del Ebro, la obra que inició el Ejecutivo de Aznar, paró Rodríguez-Zapatero y ha ninguneado Mariano Rajoy, presionado por lo impopular que resulta plantear el trasvase en ciertos sectores del PP y en autonomías como Aragón, presidida por Luisa Fernanda Rudí. García-Tejerina ha estado dos días en Valencia con motivo de una cumbre de cooperativas agrarias y al margen de valorar positivamente cómo ha quedado el trasvase Tajo-Segura -mejor para la Castilla-La Mancha que para la provincia de Alicante- y avanzar una solución inminente al bloqueo que sufre el Júcar-Vinalopó abrió ayer el debate sobre el Ebro, a menos de 90 días de las elecciones, aunque sin poner ni plazos, ni presupuestos. García-Tejerina lo vinculó a la aprobación de todos los planes de cuenca pendientes y en el marco de la elaboración de un nuevo marco legal para repartir del agua en España.

La Federación Provincial de Comunidades de Regantes de la Provincia y el Instituto Interuniversitario de Geografía de la Universidad de Alicante llevan toda la legislatura reclamando la recuperación, parcial o total, del trasvase del Ebro -conexión con la cuenca el Júcar- como solución definitiva a los problemas de suministro que la sequía agrava año tras año. El Tajo-Segura está al límite, la desalación no convence a los agricultores y el acuerdo sobre el Júcar-Vinalopó nace viciado y deja sin solución a 300.000 personas en el Medio y Alto Vinalopó. Ayer, sin embargo, fuentes de ambas instituciones cuestionaron el anuncio de una ministra que «como sucedió con su predecesor, Miguel Arias Cañete, no ha sido capaz de solucionar un problema del Júcar».

Y todo en una semana en la que el río Ebro ha vuelto a provocar inundaciones históricas en la zona de la Ribera navarra, con unas 20.000 hectáreas afectadas, y ha anegado municipios de Aragón,. La crecida del Ebro, ocasionada por el deshielo y las lluvias de los últimos días, han convertido febrero en el más lluvioso del último siglo en Navarra. El caudal del río es de 2.400 metros cúbicos por segundo con una altura de 7 metros.

Paradoja. Mientras el Ebro inunda 20.000 hectáreas en Navarra y Aragón, en la provincia se discute por un decreto de sequía que reclaman los agricultores del Tajo-Segura para garantizar sus cosechas del próximo verano.