La imponente presencia del mar Mediterráneo hace olvidar, en ocasiones, la extensa franja montañosa que recorre la provincia de Alicante. Cerros, sierras y colinas que en otra época sirvieron para levantar imponentes fortalezas, a modo de fuertes defensivos y vigías, que en la actualidad componen una de las rutas turísticas de castillos más bellas de España.

Un total de 230 recintos salpican este territorio de orografía radical e historia transida de pueblos, culturas y fronteras. Arquitecturas en las que se resumen 1.500 años de luchas épicas, de pactos legendarios y de miedo al invasor. Cada una de ellas representa un enclave privilegiado para disfrutar del paisaje y de una experiencia cultural única. Reyes visigodos como Tudmir, míticos caudillos árabes como Al Azraq y monarcas de la cristiandad tan señalados como Jaume I o Alfonso X El Sabio aguardan, tras los muros de piedra o tapial, la ocasión para guiar un viaje en el tiempo imposible de olvidar.

Con un guion basado en el patrimonio, la historia y la cultura, la Ruta de los Castillos de la Provincia de Alicante se convierte en una sesión continua de experiencias para el viajero. Cada fortaleza es una puerta abierta para adentrarse en sorprendentes espacios naturales, disfrutar de una gastronomía secular y practicar todo tipo de actividades complementarias como el senderismo, el shopping o el deporte.

Pincha sobre la imagen para ver el mapa completo de los 100 castillos de la Costa Blanca

Alicante y sus castillos del Vinalopó

Estos castillos de la Edad Media son el reflejo de una historia protagonizada por Jaume I de Aragón y Alfonso de Castilla

Monumentales y dominadores de un horizonte extenso y diáfano. Así son buena parte de los castillos que jalonan el Valle del Vinalopó y que configuran uno de los retazos más sobresalientes de la historia, la que escribieron Jaume I de Aragón y Alfonso de Castilla al sellar el Pacto de Almizra en 1244.

A lo largo de los siglos, grandes figuras como Juan Fernández Pacheco, primer Marqués de Villena y Mariscal de Castilla, se convirtieron en protagonistas de gestas y honores a las que hoy da cuenta la imponente fortaleza de La Atalaya de Villena, escoltada camino de La Meseta por las no menos singulares de Sax, Castalla, Biar y Novelda. Sin olvidar el majestuoso Alcázar de la Señoría de Elche, también conocido como Palacio de Altamira.

Castillo de la Atalaya o de Villena. INFORMACION

La ciudad de Alicante y su castillo

Desde el Castillo de Santa Bárbara se domina el Mediterráneo. La plaza fuerte de Alicante se conocía como «La clau del Regne»

Bautizada como «La Clau del Regne» por Pedro IV de Aragón, El Ceremonioso, la plaza fuerte de Alicante ocupó una posición estratégica decisiva en la Guerra de los dos Pedros (1356-1369). Asomados desde las alturas del «Macho» del Castillo de Santa Bárbara podemos volver a sentir la visión de dominio sobre el Mediterráneo que disfrutaron los antiguos defensores de la fortaleza y la ciudad de Alicante.

«La Clau del Regne» se acompaña de otros emplazamientos singulares como la fortaleza de la Isla de Tabarca, un recinto amurallado diseñado en 1769 para acoger y proteger a la colonia de recolectores de coral genoveses rescatados de las garras del Bey de Túnez. Mutxamel, Busot, El Campello, el Santuario de Santa Faz y su torre o las que salpican la huerta alicantina son otros de los hitos que componen esta ruta.

Cara del moro, Castillo de Santa Bárbara. Rafa Arjones

Los castillos de la Vega Baja de Alicante

Los castillos de Orihuela y la comarca de la Vega Baja traen recuerdos de épocas visigodas

Gran estratega y hábil negociador, Teodomiro, conde visigodo que ejercía de líder civil y militar de la región de Tudmir, un vasto territorio cuya capital era Auraiola (Orihuela), constituye la figura referencial de un itinerario histórico por el sur de la provincia de Alicante.

A diferencia de otros reyes y señores que apelaban a la fuerza, Teodomiro recurrió al ingenio para evitar el asalto de las huestes del conquistador árabe Ibn Musa y, más tarde, negociar un pacto que le garantizó el control de los impuestos.

Las peripecias y memoria de este prócer visigodo resuenan en uno de los recorridos con más alicientes históricos e hitos patrimoniales del territorio alicantino. Su epicentro se halla en Orihuela, la única medina asaltada por los vikingos allá por el año 859, cuyo conjunto histórico-artístico ha sobrevivido a toda clase de desastres, incluido el terremoto de 1829. Torres defensivas, castillos árabes y murallas se convierten en las ventanas que la historia abre al paisaje de la Vega Baja y a su eterno acompañante, el río Segura.

Castillo de Ayala o Palacete de Cox. INFORMACIÓN

La ruta de los castillos de la montaña de Alicante

La huella árabe sigue presente en torres almohades, recintos amurallados y antiguas alquerías

El relieve accidentado de las cordilleras prelitorales y la apacible vida de los municipios de montaña se ofrecen como alternativa al bullicio costero. En medio de espectaculares valles, especialmente recomendables para los amantes del senderismo, se erigen las fortalezas que controlara el mítico caudillo Al Azraq y que, más tarde, tras la reconquista cristiana, pasaron a manos de órdenes militares.

La huella árabe sigue presente en los recodos de las villas, antiguas alquerías donde proliferan torres almohades, rehabilitadas como miradores para el disfrute contemplativo del viajero sin prisas. También permanece este eco oriental en los despoblados moriscos y en los recintos amurallados de las morerías de Alcoi o Cocentaina.

Castillo de Cocentaina. Juani Ruz

Castillos de la provincia de Alicante que miran al mar

Este legado de piedra es hoy un aliciente para disfrutar de un litoral único, donde se unen el mar y la montaña

El miedo a los corsarios y la necesidad de dotar al litoral de enclaves que fijaran población y evitaran una hipotética invasión constituyen el germen fundacional de algunas de las localidades más emblemáticas de la costa mediterránea. La Vila Joiosa, Benidorm, Altea, Calp, Xàbia o Dénia nacieron como «poblas novas», fundadas por los monarcas cristianos para aglutinar la vida, colonizar un territorio semivirgen y construir una frontera marítima jalonada por torres defensivas y fuertes.

Hoy, ese legado en piedra representa un aliciente para disfrutar del encanto de un litoral único en el que convergen el mar y las montañas. Numerosas sendas costeras ofrecen recorridos y accesos a estos hitos, mientras que los cascos históricos ponen sus murallas y castillos a disposición del viajero con ganas de entender la génesis de las ciudades. No faltan rutas para escapar hacia recónditos valles perpendiculares al mar que permiten acceder al corazón fortificado de enclaves tan llenos de encanto como Guadalest, Polop, la Sierra de Bernia, Relleu o Confrides.

Castell de Guadalest. David Revenga

Pincha sobre la imagen para ver toda la información de los 100 castillos de la Costa Blanca