Nueve perros y diez caballos fueron salvados durante la medianoche del pasado martes de las llamas del incendio producido en la confluencia de los ríos Algar y Guadalest, en el Barranc Salat del término municipal de La Nucía, gracias a los ciudadanos que acudieron a la llamada de las asociaciones animalistas Somos Gos y Peluts d'Altea, que a través de las redes sociales, whatsapps y llamadas telefónicas pidieron la ayuda y colaboración de los vecinos de la Marina Baixa, y a los amigos de los caballos que se encontraban encerrados en las cuadras del Club Hípico Altea. Sin la intervención humana, con toda probabilidad el fuego, o el humo, hubiera podido haber provocado la muerte de estos animales que se encontraban en recintos cerrados de las casetas de campo ubicadas a escasos metros del incendio, los canes, o en el centro hípico, los equinos. Precisamente el gerente de este club, Alberto Llorens, fue quien avisó a la Guardia Civil y al servicio de emergencias 112 pasadas las 21 horas del martes tras observar que «extrañamente salía humo de los cañaverales de la ribera y se asomaba una pequeña llama», según relató ayer al periódico.

En un principio, los caballos, que se utilizan para realizar labores de equinoterapia con minusválidos físicos y psíquicos, o para entrenar a jinetes para competiciones ecuestres, no corrían peligro dado que las llamas eran empujadas por el viento desde Altea hacía La Nucía y Callosa d'En Sarrià. «Fue a partir de la medianoche cuando cambió la dirección del viento y fue necesaria la evacuación de los 3 caballos y 7 yeguas del club hípico», relató Llorens. Cuatro de estos animales se evacuaron metidos en dos furgones de transporte equino, mientras que los otros seis fueron llevados campo a través acompañados por quince personas hasta la era de sant Lluis, en Altea, desde donde fueran repartidos por tres cuadras particulares.

Mientras, a escasos cien metros del incendio, los miembros de Somos Gos y Peluts d'Altea luchaban por salvar a los perros que estaban en las inmediaciones del fuego dentro de las casetas de sus propietarios, a pesar de que en un principio la Policía Local de La Nucía les impedía el acceso.

Los animalistas comenzaron a salvarlos cuando las cenizas empezaban a llegar a los recintos donde estaban los perros. Cuatro podencos estaban acurrucados contra la pared temblando de miedo, mientras que otros perros, atados a sus cadenas, no paraban de intentar escapar. Finalmente los miembros de las dos asociaciones protectoras pudieron liberar a nueve perros que posteriormente fueron trasladados en los vehículos de los voluntarios hasta las dependencias municipales de Polop dado que el albergue de animales de Altea estaba cerrado. Junto a la rotonda del cruce de Bello Horizonte se concentraron cerca de medio centenar de voluntarios para recoger a los animales. Los accesos de los caminos hacia el río estaban cortados por los agentes de las Fuerzas de Seguridad, «para evitar cualquier desgracia humana», afirmaron. Desde Somos Gos señalaron que es necesario «activar un protocolo contando con las asociaciones para estos casos. Comprendemos que es prioritario el control del incendio y la salvaguarda de las personas, pero, dicho esto, los animales también son importantes», aseveraron.