¿Hacia dónde mirarán ahora sus investigaciones?

Lo que preocupa a mi equipo, en los que estamos investigando, es si el trasplante puede reavivar para que el resto del ovario funcione, pero lo más importante se basa en cómo proteger el ovario de los efectos de la quimioterapia o la radioterapia, y, en el futuro, que no sea necesario quitarlo y congelarlo, sino que algún fármaco lo pueda proteger del daño de la radio y que las consecuencias de entrar en la menopausia sean los mínimos posibles. La reparación del ADN puede ayudar y minimizar los posibles efectos dañinos de la radioterapia.

¿Advierte problemas éticos en este tipo de investigaciones o mejor no pensar en ello?

Nuestras investigaciones se hacen siempre bajo la revisión de un comité ético y científico, personas pertenecientes a la comunidad científica, ética, a sectores sociales y religiosos. Personalmente estoy en contra de las investigaciones sin un control y supervisión de las instituciones. Pero hablando de pacientes con cáncer, es difícil pensar que se tengan que tener en cuenta cuestiones éticos como tal, porque se le devuelve a la mujer algo que ya tenía, en este caso su fertilidad, como cuando tiene lugar un trasplante de médula o una trasfusión de sangre.

¿Qué me dice del nivel de la investigación en España con respecto al que tienen ustedes en América?

En España se realiza un trabajo de investigación muy importante y de gran nivel. De hecho, me encantaría llevar a cabo vínculos de colaboración, empezar a colaborar.

El profesor se dirige directamente al codirector del Instituto Bernabeu, Joaquín Llácer, quien a su vez asegura que la presencia de l centenar de expertos estos días en Alicante ofrece una buena oportunidad para crear esos lazos.