ara una ciudad y sus ciudadanos, custodiar los conocimientos y experiencias del pasado es fundamental porque ayuda a trabajar con eficiencia en el presente y proyectar mejor el futuro. Y esto es así porque, como comunidad, no podemos saber quiénes somos si no sabemos quienes hemos sido y cómo hemos llegado a ser lo que somos.

La conservación de la memoria de una ciudad se realiza a través del resguardo de su patrimonio histórico, tangible e intangible. En el caso de la documentación, esta labor de conservación recae en los archivos, especialmente en el Archivo Histórico Municipal. Un archivo histórico municipal está al servicio de la gestión administrativa (sus principales usuarios suelen ser funcionarios), la cultura, la información y la investigación.

Como dependencia consistorial, el Archivo Municipal de Alicante (AMA) ha estado físicamente siempre en el mismo edificio donde residía el Ayuntamiento. La primera vez que se separó de la Casa Consistorial fue en mayo de 1992, cuando se trasladó al domicilio actual, el palacio de Maisonnave (edificio construido en el siglo XVI y residencia de esta célebre familia en el XIX), en el número 9 de la calle Labradores. Fue inaugurado el 3 de diciembre, siendo la archivera María Jesús Paternina.

El 23 de abril de 1459, Juan II de Aragón ordenó que las llaves del archivo municipal las tuviera el escribano de la Sala. Desde entonces, han sido muchas las personas que se han encargado del AMA. Una de ellas fue el escritor, poeta, historiador, actor y comediógrafo Eduardo Irles. Desde el 22 de octubre de 1936, Irles tenía el cargo de archivero municipal propietario, pero durante el proceso de depuraciones políticas que abrió el primer Ayuntamiento franquista fue suspendido de empleo y sueldo (1-5-1939). Desde 2009, la archivera titular del AMA es Susana Llorens.

Susana lleva tiempo estudiando los tres inventarios que se han realizado a lo largo de su historia en el archivo que actualmente dirige. El primero se llevó a cabo en 1692, un año después de que la armada francesa bombardease la ciudad y destruyera el edificio del Ayuntamiento, incluido el archivo. En este inventario se registraron los documentos que se habían puesto a salvo poco antes del bombardeo y otros que se hallaban desperdigados en diferentes dependencias municipales; luego fueron enviados a Palma de Mallorca. El segundo se hizo en 1710, estando los documentos en Palma y coincidiendo casi por completo con el anterior. Y el tercero se realizó en 1749, tras ser devueltos los documentos a Alicante. Sobre este último hará Susana una comparación de fondos con lo que se conserva hoy en día, y elaborará también un inventario actual.

Quiere asimismo escribir Susana la historia de los archiveros, pero es consciente de que se trata de una tarea difícil porque hay que realizar mucha labor de investigación. La primera vez que se menciona el nombre de uno de ellos es en un documento fechado el 4 de diciembre de 1622, en el cual se dice que fue nombrado archivero el escribano Ginés Miralles.

Pérdida de documentos

Con la destrucción del archivo en el bombardeo de 1691, se perdió la mayor parte del fondo documental histórico que se custodiaba. Pero no fue ni la primera ni la más importante pérdida que sufrió la ciudad de Alicante en esta materia. Prácticamente todos los documentos que se conservaban en el archivo de la villa de Alacant fueron destruidos o desaparecieron durante la guerra conocida como de los dos Pedros (1366-1368), que libraron los reinos de Aragón y Castilla. Se salvaron algunos cartularios o libros de registros en los que se copiaban los pergaminos (de los que quedan unos pocos originales), gracias a los cuales se conocen los privilegios y provisiones reales de la segunda mitad del siglo XIV que atañeron a la villa de Alacant.

Actualidad

En el AMA se conservan miles de documentos históricos: pergaminos, planos, padrones, cartas, carteles, bandos, libros de cabildos, boletines municipales?, cuyo número aumenta cada año con la documentación que se va generando y acumulando en todos los departamentos, agencias y oficinas municipales. Cuenta con una de las mejores hemerotecas de la ciudad, biblioteca, exposición de fotografías y una web desde la que se informa y difunde el contenido del archivo.

Todo ello está atendido por un personal especializado, pero cada vez más reducido. Además de la archivera, la plantilla está formada únicamente por dos técnicos (Agustín Medina y Santiago Linares) y una administrativa (Elvira Sánchez). El conserje está de excedencia desde hace unos meses y no ha sido sustituido, por lo que el zaguán permanece cerrado casi todos los días y la entrada ha de realizarse por una puerta lateral, lo que resulta muy poco apropiado y de escaso atractivo para los visitantes, sobre todo si son turistas. Además, uno de los técnicos, Agustín, se jubilará el próximo 5 de febrero y no está prevista su sustitución.

La labor de estos funcionarios es la de restaurar y difundir (a través de la web, sobre todo) los fondos documentales que sirven para preservar la memoria de la ciudad. Y, por supuesto, atender a las visitas.

Visitantes

Como ya ha quedado dicho, los principales usuarios del AMA son los propios funcionarios, pues con frecuencia recurren al archivo para conocer antecedentes, asegurar derechos jurídicos o cualquier información que ayude a gestionar la administración municipal. Pero el AMA es también visitado a diario por investigadores, grupos docentes y público en general.

Historiadores, periodistas, profesores y estudiantes universitarios consultan documentos siguiendo diferentes líneas de investigación: urbanismo, economía, sanidad, política, fiestas, deportes, etcétera, mientras que los particulares suelen acudir en su mayor parte buscando datos sobre genealogía y heráldica familiar.

El número de visitas y consultas crece constantemente: durante el año pasado (2016), se realizaron 4.740 consultas de hemeroteca, 2.996 de biblioteca y 28.705 de documentos históricos (tres mil más que el año anterior); y las dependencias del AMA fueron visitadas 2.852 veces por investigadores (no solo de Alicante) y 2.852 por grupos de estudiantes. Además, se recibieron 5.100 visitas de público en general, muchos de ellos turistas. Y es que el palacio de Maisonnave, además de ser la sede del Archivo Histórico Municipal, es un pequeño museo, un bellísimo edificio con un zaguán magnífico y una necrópolis de época tardorromana (siglo VI) en su subsuelo, algunas de cuyas tumbas están a la vista, protegidas por un cristal.

Proteger y hacer historia

Harían mal los gobernantes municipales si subestimaran la importancia del AMA, si se olvidaran de que su función no es solo la de proteger la historia de la ciudad (que ya es importante), sino que además hace historia día a día.

De la misma manera que conocemos mejor la historia de nuestra ciudad gracias a los legajos, libros, planos y expedientes que se custodian en las estanterías del archivo municipal, nuestros munícipes deberían tener presente que las próximas generaciones de alicantinos valorarán lo que ellos están haciendo ahora, a través de los documentos que en su día se guardarán en dichas estanterías. Serán los sumarios con los que el Tribunal de la Historia enjuiciará las virtudes y defectos de quienes tienen la responsabilidad de gobernar la ciudad, de velar por el bienestar de los alicantinos y de dejar una herencia digna a las generaciones venideras.

Las crónicas del futuro se basarán en los documentos que hoy guardamos en nuestros archivos públicos. Conocer nuestras experiencias les servirá a nuestros descendientes para recordarnos (y quizá respetarnos), para evitar repetir nuestros errores y para conocer mejor su presente.

Esto es lo que he aprendido en mis visitas a los archivos alicantinos, especialmente al AMA: que en el pasado está escrito el futuro.

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