La Lonja del Pescado del Puerto de Alicante ha iniciado hoy su andadura oficial con la llegada al muelle de dos barcos que faenan en el caladero de la provincia y que han desembarcado 767 cajas de pescado fresco, en concreto boquerón y sardina que ha comenzado a distribuirse por pescaderías y mercados de la ciudad y la provincia.

El barco Pesca Cuatro, del armador Albadalejo llegaba con el alba y después ha seguido otro para satisfacción de los gestores de Llotja d´Alacant, la empresa alicantina que ha iniciado esta aventura tras recibir el permiso de la Generalitat para la venta de pescado en el Puerto de Alicante. Se recupera así una actividad perdida hace 12 años cuando quebró la Cofradía de Pescadores de Alicante.

La Conselleria de Agricultura ha concedido licencia a la mercantil Llotja d`Alacant para la apertura de la actividad comercial en la Lonja del Pescado del Puerto de Alicante tras casi un año de gestiones desde que los empresarios alicantinos Felipe Fuster y Francisco Mira se hicieran con la concesión.

Doce años después, en la lonja, ubicada en el muelle de poniente, se vuelve, por tanto, a vender pescado fresco la a las pescaderías y restaurantes que cuenten con los avales, no a particulares. El objetivo de los promotores es distribuir por toda España e Italia, porque por Alicante también va a entrar especies como atún rojo y pez espada.

El Puerto aprobó en abril de 2016 adjudicar a la mercantil Llotja d´Alacant, la gestión de la lonja, una infraestructura cerrada desde hace 12 años, que llevó incluso a la quiebra a la Cofradía de Pescadores de Alicante, y que ahora recupera su actividad de comercialización del pescado en primera venta. Para ello, Llotja d`Alacant, vinculada a mayoristas de pescado de Alicante, pagará un canon de cien mil euros al año al puerto, y convencer a los barcos pesqueros que faenan por el Mediterráneo para que vuelvan a descargar pescado en Alicante.

Hasta el momento, el pescado y el marisco fresco de bahía y del Mediterráneo que se vende, por ejemplo, tanto en pescaderías como en grandes supermercados, llega desde las lonjas de Altea, La Vila y Santa Pola. De ahí el reto de la mercantil, constituida por Francisco Mira, propietario de Pescados Mira y Felipe Fuster, de Alicante Port, de buscar mercancías para la lonja.

El Puerto fue puntero hasta 2003, cuando la lonja llegó a mover 50.000 kilos de pescado al año. La cofradía decidió entonces aumentar el negocio e impulsó la construcción de un inmueble que costó 3,5 millones confiada en unas ayudas de la UE que nunca llegaron. Los bancos, Caja Duero en su día, embargaron y el edificio volvió al Puerto.