«Yo me calmo, y estando calmado, los alumnos lo perciben. Somos reflejo unos de otros». David Sánchez es uno de los educadores que se ha apuntado al programa de bienestar por el equilibrio del cuerpo y la mente que ofrecen el Ayuntamiento de Alicante en Aula Abierta, y el Patronato de Deportes de San Vicente el Raspeig, a través del proyecto BioPerson.

Los docentes alzan los brazos, cierran los ojos y respiran al compas. «No es yoga. Se trata de meditación activa», aclaran. A un profesor se le exige no ya que sepa enseñar su materia, sino que prevea casos de bullying, que controle el buen uso de los libros de texto -XarxaLlibres-, que oriente a las familias sobre el horario escolar y que rellene mil y un formularios para atestiguar la marcha de la clase.

«La idea es empezar formando a grupos de profesores para que después ellos mismos trasladen al aula herramientas como la meditación activa», explica Belén Viedma, una de las instructoras.

El estrés acumulado por los continuos cambios educativos se suma al día a día en las aulas con «adolescentes absorbidos por las nuevas tecnologías y las redes sociales en general», como añade Mery Falcón, educadora social que enfatiza la importancia de trasladar a todos los colegios este programa de formación. «Los alumnos liberarían las tensiones entre ellos y se conseguiría el equilibrio» aventura.

La profesora de formación en meditaciones activas internacionales MAI, Isabel Iñesta, añade que la educación intelectual no es suficiente. «Se olvida la conexión del cuerpo y la mente. Cuando no hay un equilibrio se genera incluso sedentarismo y obesidad».

David añade que las actividades que practica le ayudan a tomar conciencia de todas las sensaciones de su cuerpo, «como cuando plantas el pie en el suelo. Hay que ser observador de nosotros mismos, y sin forzar, porque si no se vuelve al erre que erre de la mente y se activa el estrés».

Por eso comparte con Mery lo «positivo» de llevar al aula este aprendizaje. «Soy educador infantil y compruebas cuánto ayuda aprender a separar las emociones y a calmarte. Respiras, lo ves con distancia, y te calmas. No pasa nada. Cuando lo transmites a los niños, también ellos van mejor», asegura.

Juegos

Las sesiones anti-estrés que reciben los profesores combinan los estiramientos con la expresión corporal libre a través de la música y el baile, e incluso juegos con globos «para sacar al niño que llevamos dentro».

«Nos provocan sensaciones muy variadas -añaden-. Nos falta en el día a día este espacio en el que encontrar el momento de olvidarse de las presiones», subraya David.

Las instructoras proponen variedad de actividades y ejercicios que después pueden practicar en casa. «No ya únicamente como educador, es beneficioso para cualquiera para acabar con el estrés, y desde luego como educación emocional sería muy interesante llevarlo al colegio», insiste.

En las aulas de Infantil los profesionales gestionan las emociones de los pequeños a través de los cuentos y de la música también «pero debería incluso introducirse en el currículum», sostiene David, «porque hay matices de estos cursos que vendrían muy bien a los niños».

Mery asegura que con las sesiones nota que se potencia «tanto el bienestar físico como el emocional, con técnicas muy sencillas y muy eficaces que favorecen el desarrollo de la personalidad».

En los estudiantes adolescentes cree que contribuirían a «recuperar la autoestima a partir de dotarles de mayor seguridad en la forma de comunicarse, así como en la aceptación de la imagen personal, porque en muchas ocasiones no se aceptan y se llega a problemas como la bulimia o la anorexia».

Concluyen los profesores que introducirían la meditación activa incluso antes que las Matemáticas. «Para atender la enseñanza de cualquier asignatura es muy importante estar relajados y centrados, de otra forma ninguna enseñanza resulta eficaz». Incluso apuntan que contribuiría a «rebajar la agresividad e irritación tanto en la escuela como en los hogares, evitando conflictos añadidos».