Inocencio Feced Calvo nació en Zaragoza, en el seno de una familia distinguida, aunque no acaudalada. En la segunda mitad de la década de 1910 se hallaba en Barcelona, donde estuvo afiliado al anarquista Sindicato Único, antes de pasarse al Sindicato Libre (amparado por la patronal), convirtiéndose en confidente de la policía y pistolero al servicio de los generales Martínez Anido y Arlegui.

El general Severino Martínez Anido fue gobernador militar de Barcelona desde febrero de 1919 hasta octubre de 1920, fecha en la que el presidente del Gobierno, Eduardo Dato, le nombró gobernador civil, con la misión de reprimir la conflictividad laboral y social. La represión se dirigió sobre todo hacia la CNT, favoreciendo al mismo tiempo al Sindicato Libre y al Somatén en sus actividades contrarias al anarquismo. Con la colaboración del jefe superior de policía de Barcelona, el general Miguel Arlegui, Martínez Anido auspició el uso de la violencia y la tortura en la represión contra los anarquistas, especialmente después de que tres de ellos mataran al presidente Dato en Madrid el 8-3-1921.

Feced participó muy activamente en esta represión como pistolero del Sindicato Libre, rompiendo huelgas y atentando contra líderes anarquistas barceloneses. El 10-9-1920 murieron dos trabajadores afiliados al Sindicato Libre en un enfrentamiento contra anarquistas, y dos días después Feced y sus compañeros perpetraron un atentado con la pretensión de inculpar a la CNT. Por la noche, Feced fue a un cabaret del Paralelo, Music-hall Pompeya, frecuentado por obreros, estudiantes y clases populares, y tras dejar una bomba en la butaca, tapada con su gorra, se fue a los aseos. Explotó poco después de la medianoche, causando 6 muertos y 18 heridos graves. Feced fue detenido, pero le pusieron en libertad unos días después al no encontrarse pruebas en su contra.

En mayo de 1922 se encontraba en Zaragoza, según noticia aparecida en ABC: «En la madrugada última (6 de mayo) fue encontrado Inocencio Feced Calvo, chauffeur, en la calle de la Palma, con una pierna atravesada de un balazo. Declaró que le habían salido al encuentro dos desconocidos, que lo hirieron. Feced ha pertenecido al Sindicato único de Barcelona, en donde había sido amenazado. En el lugar del suceso se encontró una pistola con huellas de haberse intentado dispararla sin que saliera el tiro».

Al año siguiente ya estaba de vuelta en Barcelona. El general Martínez Anido había sido destituido como gobernador civil por el presidente del Gobierno Sánchez Guerra el 23-10-1922, pero Feced siguió su actividad como pistolero del Sindicato Libre en la ciudad condal. El sábado 10-3-1923 participó en el asesinato del líder anarquista Salvador Seguí, más conocido como «el Noi del Sucre». Algunas fuentes le señalaron incluso como el autor material del mismo. A las siete y cuarto de aquella tarde, frente al número 19 de la calle de San Rafael, el Noi del Sucre fue asesinado de un disparo en la nuca mientras paseaba con un amigo. Éste describió al agresor con las mismas características físicas que tenía entonces Feced. Pero no fue detenido.

Como estrecho colaborador que era del general Miguel Primo de Rivera, Martínez Anido ocupó relevantes cargos gubernamentales tras la implantación de la Dictadura (13-9-1923). Como subsecretario del Ministerio de la Gobernación, nombró director general de Seguridad al que había sido su mano derecha en Barcelona, el general Arlegui.

Pero en enero de 1930 cayó la Dictadura, Martínez Anido abandonó el Gobierno y sus esbirros perdieron todos sus privilegios. Feced se fue a vivir a Sevilla, donde trabajó como albañil, hasta que fue detenido en el puente de Triana al suponérsele ladrón. Fue puesto en libertad y regresó a Barcelona.

Vino a Alicante en julio de 1930, hospedándose en la pensión Los Corales, situada en Maisonnave 25, por 18 reales diarios. Al día siguiente de su llegada, el dueño de la pensión, el socialista Manuel Leonís Samper, le acompañó a la Comisaría de Vigilancia, donde entregó el parte de entradas y un agente, antiguo conocido de Feced, avaló a éste ante un improbable impago de su hospedaje.

Feced remitió al diario valenciano El Pueblo una carta anunciando la publicación de un folleto suyo titulado «¿Por qué no maté a Martínez Anido?». El gerente, Enrique Malboysson, pidió el 29 de julio información sobre Feced al director del periódico alicantino El Luchador, Fermín Botella, quien encargó tal labor a uno de sus redactores. Fue éste a la pensión Los Corales, cuyo dueño le presentó a Feced. El periodista, que desconocía los antecedentes de Feced, le describió como «un hombre joven, de escasa estatura, en luto, de rostro amarillento y de mirada extraviada». Quedaron en reunirse en la redacción de El Luchador aquella misma noche, para hablar del folleto que quería publicar en El Pueblo. Feced no acudió a la cita, pero sí que fue a la redacción al día siguiente, dejando un manuscrito del folleto al no estar el redactor con quien se había citado. Éste informó por escrito a Malboysson, tras leer el folleto: «(?) da la sensación de que nos encontramos ante un hombre siniestro, de turbio vivir, de esos que encontraron campo abierto para sus fechorías en Barcelona, al servicio del funesto Martínez Anido».

En la redacción de El Luchador se olvidaron de Feced hasta que, en mayo de 1931, se supo que había sido detenido en Murcia y enviado a Madrid, como sospechoso por el asesinato del Noi del Sucre. En el patio de la pensión Los Corales, que había abandonado apenas unos días antes, se encontró una maleta suya repleta de manuscritos en los que relataba algunas de sus andanzas como pistolero y parte de sus actividades durante los diez meses que había vivido en Alicante. Leonís también entregó a la Policía dos fotografías que Feced se había dejado encima de la mesita de noche: Una de su madre (que trabajaba como profesora en Melilla) y sus tres hermanas; y otra de su hermana Patro y su cuñado Frank, residentes en California, quienes le habían enviado 200 pesetas.

Con todo aquel material más las averiguaciones que realizó entre quienes le habían tratado, el periodista de El Luchador que conociera a Feced escribió una serie de artículos en los que contaba a qué se había dedicado el pistolero durante su estancia alicantina. Había trabajado dos semanas en los talleres del diario católico La Voz de Levante y en la imprenta de Las Noticias, donde colaboró con artículos firmados como Armando,y a cuyo director, Gregorio Romero Vicient, consideraba su maestro; y durante las últimas elecciones había sido nombrado apoderado de varios candidatos monárquicos. Pero básicamente se había sustentado con el dinero que le habían dado varios jesuitas, con quienes se había entrevistado frecuentemente en la pensión. Dinero con el que se había comprado dos motos (que luego malvendió) y había pagado la publicación de su folleto «¿Por qué no maté a Martínez Anido?», que los religiosos distribuyeron por varias poblaciones de la provincia. Su verdadera ocupación fue la de espiar a ciertos líderes de izquierda, accediendo fácilmente a la Casa del Pueblo y trabando amistad con dirigentes del sindicalismo local. Nadie sospechaba de él (ni siquiera el dueño de la pensión), porque las personas con las que solía discutir de política (sobre todo en la bodega La Parra, próxima a la pensión), «le creían unas veces anarco-sindicalista y otras, las más, comunista de acción».

Tras la quema de conventos que se produjo al mes de la proclamación de la Segunda República, Feced abandonó Alicante al encontrarse sin protectores, que habían huido. Dejó a deber 70 duros en la pensión y el pago de la publicación de uno de sus folletos (había convencido a los propietarios de la alicantina Gráfica Levantina, para la edición de 5.000 ejemplares de su folleto «Yo acuso a los generales Anido y Arlegui de haber asesinado impunemente a los obreros catalanes», por un precio de 400 pesetas, de las que solo entregó a cuenta 25).

El sábado 16-5-1931 tomó a las cinco de la tarde el autobús de La Albacetense que le llevaría a Orihuela, donde no encontró cobijo, por lo que siguió al día siguiente a Murcia, donde fue detenido por la Policía. De Murcia fue enviado a Madrid y luego a Barcelona, para esclarecer su implicación en el asesinato del Noi del Sucre.

No volvemos a saber nada más de Fecet hasta noviembre de 1936. Durante el juicio que se celebró contra los hermanos José Antonio y Miguel Primo de Rivera en Alicante, el testigo Antonio Vázquez Vázquez, miliciano anarquista, manifestó que a finales de julio Inocencio Feced Calvo se hallaba encerrado en la cárcel alicantina, pero que, tras ser interrogado por el Comité de Salud Pública de la CNT, fue puesto en libertad. No obstante, fue detenido e interrogado de nuevo en Villena, confirmando que los hermanos Primo de Rivera escondían pistolas en sus celdas y que apoyaban el golpe de Estado. Luego, se murió. Nadie preguntó cómo.

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