El primer gran parque que tuvo la ciudad de Alicante cumple este mes tres décadas de vida y el Ayuntamiento lo celebró ayer con una paella gigante, música y todo tipo de actividades para los más pequeños.

El acto dio comienzo a las 12 horas del mediodía y se prolongó hasta media tarde. El alcalde de Alicante, Gabriel Echávarri, hizo entrega de diversas menciones a los representantes de las brigadas municipales de parques y jardines y de alumbrado como agradecimiento por la construcción del parque en 1987. Echávarri puso en valor la labor del equipo del socialista Lassaletta en dicha obra: «Estamos muy orgullosos del parque porque su levantamiento fue realizado enteramente por el Ayuntamiento, tanto económica como humanamente».

El parque, que cuenta con casi 130.000 metros cuadrados de superficie, acogió diversos talleres y pasatiempos que fueron amenizados por la Banda de Cornetas y Tambores del barrio Virgen del Remedio y la Batucada de la ONG Ciudad de los Colores. Además, en el centro neurálgico del parque se pudo contemplar una exposición fotográfica sobre la evolución del mismo y, por ende, de la sociedad en estos treinta años.

Tomás García Candela, concejal de Urbanismo en 1987, hizo hincapié ayer en la importancia de la participación vecinal, clave hace treinta años: «Lo Morant fue el fruto de un trabajo colectivo en el que los vecinos participaron». Al acto también acudieron la actual Bellea del Foc, Sofía Escoda, y Suni Samaniego, su homóloga de 1987, año en el que se inauguró el parque.

Inauguración

El 10 de mayo de 1987 el Ayuntamiento abría las puertas del parque tras casi un lustro de obras y doce años después de haber adquirido los terrenos. La construcción costó más de 400 millones de pesetas (algo más de 2 millones de euros) y supuso la mayor zona verde de la ciudad tras el Benacantil. Al día de su estreno acudió el presidente de la Generalitat, Joan Lerma, y el presidente de las Cortes, Antonio García Miralles, que curiosamente da nombre a una calle cercana al parque. Aquel domingo de mayo se regalaron cinco mil plantas de flor y mil palmeras pequeñas, algo que ayer se quiso emular con el obsequio de cientos claveles poco antes de la gran paella.

Lo Morant sigue siendo hoy un enigma para muchos alicantinos que todavía desconocen que en él se esconden una biblioteca, un anfiteatro, un bosque e infinidad de facilidades para hacer deporte.