«¿A quién le gusta tirar petardos? «¿Cuántos os habéis quemado los dedos alguna vez?». Prácticamente todos los alumnos de los colegios Inmaculada del Pla y San Juan de la Cruz, de 10 y 11 años, levantaron la mano a la pregunta de los policías locales que intervinieron en los nuevos talleres prácticos para escolares con consejos de manejo de artefactos pirotécnicos a las puertas de las Hogueras. Porque, como dijo el concejal de Seguridad, Fernando Marcos, «Alicante es la ciudad de la pólvora y nos llama desde pequeñitos».

Con la charla apoyada en imágenes y los experimentos a cargo de científicos y otros expertos, se quieren evitar accidentes enseñando a los más pequeños que con la pólvora no se juega. Se trata de una prueba piloto que ayer se celebró en Las Cigarreras por iniciativa de las Concejalías de Sanidad y de Consumo, que a partir del año próximo se llevará a los centros escolares.

«Hay niños que llegan al hospital porque otro ha metido un petardo en una lata y el corte ha sido tan grave que han fallecido», les explicó de forma clara y directa una monitora de Cruz Roja que habló a los estudiantes sobre las quemaduras que causan los petardos. Todos han oído hablar de la muerte de un niño en un racó de Hogueras en San Blas hace unos años por el petardo que explotó dentro de una lata, aseguraron los agentes Francisco Esteve y Felipe Ruiz. También les contaron que acciones contra el mobiliario urbano como la introducción de petardos en papeleras, contenedores o alcantarillas tienen consecuencias. «Fue real y le pasó a un niño. A sus padres les tocó pagar la papelera y a los bomberos que fueron a apagar el fuego, más de dos mil euros».

Repartidos en cuatro grupos, los escolares participaron en otros tantos talleres. En el de Cruz Roja la mayoría admitió otra vez que alguna vez se ha quemado con petardos y aprendieron lo primero que hay que hacer si les ocurre: lavar la herida con agua y cubrirla con un pañuelo de tela limpio mientras los papás los llevan al centro hospitalario.

En otro taller conocieron cómo identificar la distancia a la que alguien tira un petardo. Lo hicieron con los oídos con tapones y de espaldas. En el tercero el científico Daniel Reina les enseñó que lo mejor es explotar artefactos pirotécnicos sobre ladrillos y metal, aunque en este caso tienen que tener cuidado con los oídos ya que el sonido de la deflagración es mucho más fuerte. Y que no deben tirarlos sobre hierba seca o matorrales ya que pueden provocar un incendio, ni contra la ropa tendida en una casa, ni contra las paredes porque muchas llevan relleno de corcho que se pueden romper; y tampoco en papel y madera puesto que arde.

Las lecciones terminaron con el taller de ropa adecuada. Dado que no llevan traje especial, lo mejor, según la experta, es ponerse camisetas de algodón de manga larga, pantalón vaquero (y nunca chándal ya que la tela al quemarse puede pegarse sobre el cuerpo), gorras sobre la cabeza y calzado de piel. Nunca de plástico. Y aprendieron que no deben guardar material pirotécnico en los bolsillos ya que puede explotar y quemar las manos y otras partes del cuerpo; no manipular los petardos; y no lanzarlos contra personas ni animales, ya que los perros se asustan y pueden atacar al niño o tirar al suelo a las personas mayores que los pasean. Además, mantenerlos alejados de la cara y de las manos, y no encenderlos con llama directa sino con una mecha siempre en el suelo.

La Policía instó a los menores a no comprar nunca los petardos y productos pirotécnicos en puestos ambulantes ya que el calor los puede deteriorar y tienen riesgo de explosión. La venta está prohibida a menores de 12 años aunque en la Comunidad hay excepciones con las clases I y II.