Los siete barcos participantes en esta edición de la Volvo Ocean Race han iniciado con puntualidad la primera etapa de la regata, que les llevará hasta Ciudad del Cabo (Sudáfrica) en una travesía que está previsto dure más de tres semanas. A las 14 horas, las embarcaciones, con sus tripulaciones a bordo, han partido desde la bahía de Alicante, donde se han reunido cientos de barcos para despedir a los regatistas en una mañana calurosa.

La gran afluencia de espectadores al puerto, junto a las estrictas medidas de seguridad, han impedido que decenas de personas hayan podido acceder al Paseo de Volado para ver desde allí la salida de la regata. Esta situación ha provocado quejas entre los afectados, que han llegado incluso a increpar a los voluntarios ubicados a pie de escalera.

El presidente de la Generalitat, Alberto Fabra, y la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, entre otras autoridades, han estado presentes en un acto que ha reunido a miles de alicantinos y visitantes en el puerto alicantino. Ningún representante del Gobierno central ni de la Casa Real han participado en la salida de la tercera edición con inicio en Alicante.

Miles de amantes a la vela procedentes de todo el mundo han despedido desde el puerto de Alicante a las tripulaciones de los siete barcos que, durante los próximos nueve meses, darán la vuelta al mundo con la única ayuda del viento, en la regata Volvo Ocean Race. Esta carrera extrema ha convertido a Alicante en la capital mundial de la vela desde la inauguración, el pasado día 2, del "Race Village", por donde se estima que han pasado alrededor de 200.000 aficionados y curiosos.

Se trata de la tercera ocasión consecutiva que Alicante acoge la salida de esta prestigiosa prueba que se disputa cada tres años y que volverá a partir de la ciudad en 2017.

El president de la Generalitat Valenciana, Alberto Fabra, ha sido el más alto representante institucional en la salida de esta prueba con escalas en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos), Sanya (China), Auckland (Nueva Zelanda), Itajaí (Brasil), Newport (Estados Unidos), Lisboa (Portugal), Lorient (Francia) y Gotemburgo (Suecia) a lo largo de 38.739 millas náuticas (71.750 kilómetros).

Aunque ha sido preguntado por los periodistas por otros asuntos de actualidad, como su línea roja para excluir a imputados por presuntos casos de corrupción en las listas electorales de 2015, el president se ha centrado en valorar la trascendencia económica y de imagen de la Volvo Ocean Race para Alicante, la Comunitat Valenciana y España.

"De lo otro hemos hablado ya mucho y seguiremos hablando", ha insistido antes de comentar que ha disfrutado de la experiencia en Alicante, donde ha despedido uno por uno a los regatistas en los pantalanes y ha intercambiado las banderas de España y Sudáfrica con la embajadora de ese país, Fikile Magubane.

El barco español, el Mapfre, ha acaparado la mayor atención de los seguidores que han abarrotado los muelles, y han reído cuando su patrón, Iker Martínez, ha confesado que su mayor preocupación antes de embarcar es "ver qué se me olvida" en tierra.

Otro de los barcos con más aficionados ha sido el SCA sueco, íntegramente formado por mujeres. Para deleite de los aficionados, mayoritariamente situados a lo largo de los paseos y playas que bordean la ciudad aunque también abordo de decenas de veleros y pequeños barcos a motor, los siete competidores han recorrido las primeras 11 millas de la regata en triángulo por la bahía, tras lo cual han dicho definitivamente adiós virando a alta mar en busca del estrecho de Gibraltar.

Durante los últimos diez días se calcula que la Volvo ha dado trabajo a 1.230 personas y ha contribuido a una ocupación hotelera del 80 por ciento en la ciudad, con 6.000 invitados corporativos (VIP). Se han acreditado 800 periodistas de todo el mundo y se ha emitido señal televisiva a 110 televisiones de los cinco continentes, una publicidad que el ayuntamiento de Alicante ve de "incalculable" valor.