Vicente Arellano guarda muchas anécdotas. No en vano, el taller de su abuelo en la calle Embajadores de Madrid hacía calzado para Alfonso XIII, abuelo de Juan Carlos I. También cuenta que, en el cóctel que se organizó coincidiendo con la visita de los Reyes a IFA, un empresario de Sax se acercó a don Juan Carlos y le recordó que, cuando él era soldado en Alicante y el Rey estaba en San Javier, entró un día a un bar y le pagó la consumición a él y a sus compañeros. «Siempre estaba esperando a tener un día para ir a Alicante. Me gustaba mucho», parece que dijo el Monarca, recuerda Arellano. m. p.