El entramado empresarial que montó el expresidente de la CAM Vicente Sala, del que la mercantil del plástico Samar Internacional es el buque insignia y a cuyo frente se encuentra su hijo Vicente Sala Martínez, no se seguirá dirigiendo desde la finca familiar situada en la avenida de Denia de Alicante, donde está ubicada la sede social desde hace más de un lustro.

Ayer comenzó el traslado del material a un edificio del centro de la ciudad después de que, como responsable de las empresas, haya decidido abandonar la mansión en la que, además de albergar las oficinas, vivía su madre, María del Carmen Martínez, hasta que fue asesinada de dos disparos en la cabeza en un negocio de automoción propiedad de la familia que se acaba de cerrar.

En la idea de trasladar la gestión de los negocios lejos del entorno en el que continúan viviendo los cuatro hijos de Vicente Sala (tanto el mayor como cada una de sus tres hermanas poseen una vivienda en este recinto, además de la que ocupaban su padres y que acogía las oficinas) ha pesado en gran medida el hecho de que cada día, de camino a su trabajo, el primogénito tenga que pasar junto a la que era la residencia de su madre, algo que fuentes de su entorno aseguran que le está afectando.

Mudanza

Aunque el cambio de la sede social no se ha formalizado aún, ayer dos camiones de mudanza y otras tantas furgonetas se encontraban en la finca cargado material para su traslado a la nueva ubicación, un edifico bien situado aunque discreto.

La idea de situar las oficinas en la vivienda familiar fue de Vicente Sala padre, quien orquestó el cambio desde la avenida de Elche, donde se encontraban, hasta la de Denia, en el mismo recinto en que estaban las viviendas que ocupaba toda la familia. Pero la enfermedad que se lo llevó (falleció en agosto de 2011) le impidió prácticamente disfrutar de ese cambio.

En la mansión que ocupaba con su mujer y con la hermana de ésta, se dedicó una planta (la primera) a la residencia familiar, otra (la segunda) a la actividad empresarial y se dejó la baja como una especie de zona común en la que la joya de la corona era un amplio comedor que servía tanto para cuestiones empresariales (almuerzos, contactos...) como para comidas familiares cuando las relaciones no estaban rotas, lo que ya ocurría de hecho antes de la muerte de la matriarca aunque tras el crimen se hayan deteriorado aún más.

La decisión se toma casi nueve meses después del asesinato , por el que fue detenido y puesto en libertad Miguel López, casado con la hija menor de la fallecida, y cuando ha trascurrido uno y medio de la primera junta de socios que se ha celebrado tras el crimen, que ya tuvo lugar fuera de la finca familiar, en una notaría del centro de la ciudad.

Una junta en la que para aprobar las cuentas el primogénito tuvo que hacer uso de la acción de oro (la participación privilegiada considerada el móvil de la muerte de María del Carmen) que ésta le traspasó por mandato de su marido en la junta anterior (de la que ahora va a cumplirse un año) frente a la oposición de sus hermanas. Un acuerdo que no ha podido inscribirse en el Registro Mercantil al requerir unanimidad y no simplemente una mayoría.

Dividendos

En la junta de julio y con un 60% de las participaciones, las tres mujeres se abstuvieron o votaron en contra de todos los puntos, que se acabaron aprobando con el voto de calidad de su hermano.

Entre las propuestas en las que las tres hermanas se abstuvieron se encontraba el reparto de 650.000 euros en dividendos. Un planteamiento que llevó a la junta Vicente Sala y ante el que, a la vista de la postura de sus hermanas, se acabó absteniendo también.