La ciudad de Alicante reúne estos días a más de 600 investigadores que presentarán y discutirán sobre los avances más importantes que se están dando en el terreno de la neurociencia.

En el caso de la enfermedad de alzhéimer, ¿por qué estamos en un punto muerto? En los últimos años no ha habido avances importantes.

Sabemos que los pacientes y sus familias tienen prisa por hallar una cura de la enfermedad, pero el tema es complejo. Hay que tener en cuenta que sólo conocemos un 10% del cerebro. Pero soy optimista. En el siglo XX hemos tenido muy pocas tecnologías, prácticamente hemos investigado en solitario. Pero en el siglo XXI los nuevos avances nos están abriendo muchas puertas. Hay nuevos marcadores genéticos y técnicas de neuroimagen que permiten ver el cerebro como nunca.

¿Cuáles son las causas de que conozcamos una mínima parte del cerebro?

Porque es una estructura muy complicada, que además te engaña siempre. Hay millones de células que no son estéticas. Hablamos de circuitos eléctricos que se van modificando. Hay millones de interacciones. Es muy complejo. Nunca hay dos personas iguales, todo el mundo piensa distinto. La variabilidad es enorme.

¿Llegaremos a conocer el cien por cien del cerebro?

Espero que no. Eso puede ser hasta peligroso por todo el tema de la manipulación. Pero se va a avanzar mucho en enfermedades neurodegenerativas. A lo mejor no las llegamos a curar, pero sí enlentecer.

¿Tan lejos está la cura para enfermedades como el alzhéimer?

Es muy complicado, porque aún no conocemos la causa del alzhéimer. Sabemos que en muchos casos hay un componente genético, a veces es la interacción de muchos genes. Se va a avanzar, pero en la dirección de retrasarla también haciendo diagnósticos presintomáticos.

¿Qué precio vamos a pagar a nivel neurológico por el hecho de vivir cada vez más?

Ya lo estamos pagando. El gasto que ocasionan este tipo de enfermedades es enorme y no sólo económico. Para los familiares son situaciones muy duras.

¿Debemos mentalizarnos a que van a surgir más dolencias de este tipo, que ahora son desconocidas, fruto de que vamos a vivir más años?

No esperaría muchas más. La vida no se alarga. Siempre ha habido gente que llegaba a los 100 años. Ahora son más, pero no a los 140 años ni a los 150. Nuestras células y nuestro organismo están preparados para vivir un tiempo concreto. El líquido de la inmortalidad de momento no existe. Lo que sí se ha mejorado mucho es la calidad de vida. Hoy se llega a los 80 años en buenas condiciones gracias a la medicina general.

¿Es cierto que sólo utilizamos un 10% de nuestro cerebro?

Igual que no utilizamos todos los músculos del cuerpo, tampoco usamos todo el cerebro. Lo del 10% es un mito, nadie sabe exactamente cuánto usamos, pero yo creo que mucho más. Pero sí es verdad que el cerebro hay que trabajarlo y desarrollarlo. De ahí que el grado de educación sea importante en el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. Todo el mundo tiene que trabajar su cerebro.

¿Y cómo lo trabajamos?

Por ejemplo leyendo y no mirando la tele 12 horas al día.

¿Las nuevas tecnologías no hacen que nuestro cerebro sea más vago? Antes memorizábamos decenas de número de teléfono y ahora no, por ejemplo.

Es distinto, antes memorizábamos números y ahora passwords. Es un estímulo distinto. Lo importante además es tener actitudes sociales. Eso tiene su importancia para nuestro futuro.