¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza al conocer que Alicante pierde escalas y deja de ser puerto base de cruceros?

Es mucho más grave el abandono de Pullmantur que el de Costa Cruceros. Ser puerto base para cruceros es muy importante en términos de gasto turístico. En un estudio que se hizo en Barcelona quedó demostrado que el gasto que realizan los cruceristas cuando hacen escala en un puerto es un 90% inferior a cuando el puerto es base. Lo que más interesa como estrategia es conseguir volver a ser puerto base.

¿Cree que Alicante necesita más alicientes turísticos o algún hito urbano?

No necesariamente es imprescindible un hito urbano. Es un error que cometen muchas ciudades. Un icono como el Guggenheim tiene que ser consecuencia de una planificación previa de muchos años por parte de las diversas administraciones y agentes. Sin planificación previa es empezar la casa por el tejado. Pero Alicante tiene mucho potencial de mejora.

¿Qué necesita?

Un plan de competividad que incluya medidas turísticas. Es mejor avanzar por ahí y definir bien la ciudad que apostar por un hito urbano, que se ha demostrado en muchos casos que es carísimo y no da resultado. Es insuficiente para atraer cruceros o turistas.

¿Cómo hay que trabajar en ese plan de competitividad?

Hay que ver en qué somos fuertes en la definición de ciudad e incluir todas las cuestiones turísticas para acordar medidas consensuadas con todos los agentes, a la vez que se hace un diagnóstico. Las medidas tienen que salir del plan de competitividad, en el que debe implicarse toda la sociedad dándole un correcto impulso a través de la participación ciudadana, y en el que los especialistas deben intervenir y dar su visión, lo mismo que el tejido empresarial. Eso es lo que se hizo en Bilbao y se consiguió diseñar una ciudad.

¿Cuánto tiempo llevaría?

No son procesos de un año para otro, sino de dos o tres legislaturas, e incluso de más. No es sencillo armar ese procedimiento para conseguir incrementar la confianza y la autoestima de los ciudadanos en las posibilidades de su ciudad.

¿Qué posibilidades hay?

La situación de Bilbao era mucho peor, se caía a trozos. Alicante está mucho mejor en relación a lo que tenía Bilbao. Muchas veces hay que tocar fondo para tomar medidas y ver cómo realmente hay que cambiar una ciudad. Turísticamente Alicante aumenta en cifras en sol y playas y estamos bien comunicados, pero posiblemente no se dedica el esfuerzo necesario para poder mejorar. Alicante no está en los primeros lugares en competitividad turística a nivel nacional. Málaga y Bilbao están muy por encima, y eso sin contar Madrid y Barcelona.

¿Se ha conformado Alicante con el turismo de sol y playas?

Quizá decir que se ha conformado es una visión un poco negativa. Pero es cierto que a Málaga nunca le ha ido mal, además tiene una política muy clara de revitalización y peatonalización de su centro histórico que en Alicante es muy tibia, por no decir que inexistente. Su apuesta cultural ha sido asimismo muy potente con el arrendamiento del Museo Pompidou y de otros espacios culturales, lo que ha ido reduciendo la estacionalidad del sector. Ahora tienen un turismo cultural asociado a la temporada valle del año fuera del sol y las playas, un turismo más de invierno. En cinco o diez años la ciudad de Málaga ha cambiado muchísimo, y ahí estan los resultados. Sobre todo en peatonalización del centro claramente nos ha sobrepasado. Y Bilbao también.

¿Alguna estrategia?

Hay muchas. Es importante cómo estamos conectando con el resto de la provincia y qué atractivos se pueden ofrecer a turistas y cruceristas. Porque pueden divertirse y comprar en Alicante capital pero a la vez tenemos una gran riqueza provincial. El Puerto de Alicante no es sólo de la ciudad, es provincial, y debería darse respuesta con oferta provincial.

Ha dicho antes que es más grave dejar de ser puerto base. Pero, ¿por qué cree que Alicante pierde escalas de cruceros?

Hay mucha volatilidad. Igual que Alicante consiguió captar escalas que venían a puertos cercanos, puede ocurrir al revés por factores que no sólo tienen que ver con la oferta turística. También con las infraestructuras de comunicación, que aquí son buenas gracias al AVE y al aeropuerto; con la rentabilidad de las excursiones; con las tasas que pagan las navieras a puerto; con la accesibilidad que tiene; con el tiempo que necesita un barco para ir de un puerto a otro... Es una colección de elementos que hace que una naviera opte por ser base, escala o no venir. Los cruceros con escala son mucho más volátiles. Alicante tiene que poner el acento en conseguir ser puerto base. Es el meollo.

¿Por qué nos han superado Cartagena y València?

El Puerto de Cartagena ha practicado una política muy agresiva en cuanto a tasas y València es puerto base internacional. La ciudad ha tenido muchísima promoción turística en los últimos 15 años de grandes eventos con mejores o peores resultados en términos financieros, pero esas operaciones posicionaron a València en el mundo, lógicamente.