El ingeniero alicantino Andrés Torrubia ha quedado en cuarta posición en una competición mundial sobre Inteligencia Artificial (IA) para desarrollar innovación para la conducción autónoma en la que participaron más de 4.000 personas y 2.000 equipos punteros en esta disciplina. Torrubia se impuso a profesionales de Silicon Valley y a matemáticos chinos y rusos y se convirtió en el primer europeo clasificado.

El certamen estaba organizado por la plataforma Udacity y por Didi, el Uber chino. El desafío se centraba en la parte de percepción, en ayudar al sistema autónomo del coche a entender en entorno para poder conducir, necesita información externa que hay que destilar. Con los sensores que lleva el coche, una cámara y el sensor láser detectar en tiempo real los obstáculos que hay alrededor, principalmenente otros vehículos y peatones, que sea capaz de determinar donde están y a qué velocidad va y no chocarse.

«Como ingeniero piensas que es muy difícil que un coche conduzca solo porque va muy rápido, pero es parecido a un videojuego de coches, un ordenador lo puede ver todo a cámara lenta», resume Torrubia.

El empresario e ingeniero de Telecomunicaciones explicó que el reto de Udacity-Didi consistía en tres rondas. En la primera, de los 2.000 equipos que se apuntaron de empresas y universidades, pasaron 50 y en la segunda ronda se redujo a cinco, que fuimos los que pasamos a la última ronda con un jurado en Silicon Valley.

«Yo soy emprendedor pero me interesa la IA porque cambia el paradigma de la ingeniería», afirma. De hecho, Torrubia no es especialista en conducción autónoma pero see apuntó a un curso de Udacity y tras acabar el primer trimestre vio el reto y se animó. «La estrategia fue muy importante», destaca. «Lo primero que hice fue ver lo que existía sobre este tema en patentes e investigación, pero me di cuenta de que no había nada de lo que pedían resolver. Encontré un artículo matemático y decidí implementarlo», cuenta. «Consistía en coger puntos en tres dimensiones y convertirlos a un espacio de 64 dimensiones y hacer transformaciones matemáticas antes de volver al 3D», matiza este emprendedor. Y así envío su propuesta pese a que detectaba el coche con un metro de error.

«Pasé la primera ronda y vi que la estrategia servía, pero un día haciendo deporte me di cuenta de que había un problema de base y se me ocurrió una novedad replanteando el problema totalmente. Convertí las imágenes del láser a una dimensión y computacionalmente resultó muy eficiente», añade. «Usé un tipo de red neuronal que se utiliza para traducción automática», precisa. «El no ser experto me hizo buscar soluciones nuevas». Vio que funcionaba pero faltaba poco para que acabara el plazo y no sólo debía tener listo el algoritmo sino que éste funcionara en un coche. «El ordenador de un coche autónomo es un sistema operativo robótico (Ross) que yo no conozco y faltaban dos semanas para la entrega. Acudo al foro de los 50 finalistas e intento unirme a un equipo. Al final me uní a un físico nuclear ruso especializado en este sistema operativo», narra. «Fueron dos semanas trepidantes y la última noche ni siquiera dormimos, pero conseguimos enviar el trabajo y quedamos cuartos», rememora Torrubia.

Este experto quiere resaltar que los cinco primeros clasificados fueron chinos y rusos. «La IA necesita tres ingredientes: el talento humano, la capacidad de cálculo y los datos», explica, para alertar de que China tiene un plan nacional para convertirse en los líderes mundiales en Inteligencia Artificial en 2030, mientras que el presidente ruso Vladimir Putin dijo hace poco que quien domine la IA dominará el mundo. «Estamos en un momento de inflexión. En Europa vamos por detrás y tenemos que despertar e invertir», asegura. «La IA va a revolucionar todas las industrias, la medicina y la economía», concluye.

La pregunta del millón es ¿para cuándo habrá coches totalmente autónomos? y según Torrubia «nadie lo sabe, pero yo creo que en diez años estará listo». De hecho recuerda que en EE UU ya se pueden comprar con nivel 3 y 4 cuando el máximo escalón es el cinco.