Hay fotografías que resumen una época o al menos un estado de ánimo. La que acompaña este artículo es un buen ejemplo. En primer plano, a la derecha, se observa a la edil socialista Eva Montesinos, llamada a ser, si las matemáticas cuadran con las negociaciones, la próxima alcaldesa de Alicante. Es ella la que ya acaricia el poder con los dedos. Pero para alcanzarlo depende de gente como Nerea Belmonte, en la imagen guardándole las espaldas un poco más a la izquierda. Belmonte no tiene ni grupo, es no adscrita, tránsfuga. Pero su voto afirmativo valdría una vara de mando. De ahí que su presencia en el palco más noble del World Padel Tour celebrado este fin de semana donde está tomada la instantánea sea más que significativa. Y constituya todo un símbolo de estos tiempos.

Si en vez de Belmonte quien apareciera tras la ahora alcaldesa en funciones fuera el otro edil tránsfuga, Fernando Sepulcre, o incluso la portavoz de Ciudadanos, Yaneth Giraldo, cambiaría evidentemente la foto pero su espíritu sería el mismo: el grande dependiendo del pequeño; Montesinos esperando a uno de ellos. Uno solo. Que ya es mucho.

Todas estás cábalas habían marcado ya la vida pública de Alicante durante las últimas semanas, pero a partir de hoy lunes pasan a primer plano. Porque hoy empieza el mundo después de Gabriel Echávarri, que dejará de ser alcalde y concejal esta misma mañana: no será él quien presentará su escrito oficial de renuncia sino que lo hará a través de una persona de confianza. Pero de cualquier manera, entonces, empezará a correr el tiempo hacia el futuro. El pleno que elegirá al nuevo munícipe deberá celebrarse en 20 días como máximo.

No podrán ser más, pero sí menos. Porque el ritmo burocrático para convocar tan histórica sesión dependerá, además de la junta electoral, de las negociaciones políticas. Y en este sentido, mañana mismo, el equipo de Montesinos, que en principio tiene garantizado el respaldo de los 14 concejales de su grupo,Guanyar y Compromís, celebrará dos reuniones trascendentes a la búsqueda del voto número 15: una con Belmonte y otra con Sepulcre . Debería tener una tercera con Ciudadanos, que aún está en el aire. Pero de cualquier forma, lo dicho, lo de la foto, el grande aguardando al pequeño.

No es que sea un drama. Durante la legislatura, en otros lares ha habido gobiernos que han dependido de socios minoritarios. Ximo Puig al frente de la Generalitat sin ir más lejos (y sin tránsfugas). El problema en Alicante ha sido el carácter antagónico entre Echávarri y sus dos antiguos aliados del tripartito, Miguel Ángel Pavón (Guanyar) y Natxo Bellido (Compromís), que deshizo la gran oportunidad de la izquierda para gobernar esta capital después de 20 años de dominio del PP. Ahora, Echávarri ya es historia (el mundo ha empezado a rodar sin él) pero su sombra aún es alargada: no hay que olvidar que Montesinos no es sólo su delfín sino su persona de máxima confianza y que va a seguir tratando con Pavón, con Bellido... y, mirar de nuevo la foto, con alguien más.

Si la edil socialista no logra actuar con una habilidad de la que su mentor ha carecido en tantas ocasiones, y no capta ese ansiado voto 15, inmediatamente el PP como lista más votada en 2015 obtendría la Alcaldía. No es lo esperado: dada la proximidad de las próximas elecciones a casi ningún actor, a derecha y a izquierda le interesa que el PP regrese ahora a la cúspide. Otra cosa será qué aliados encontrará ya Montesinos como alcaldesa (su investidura no estará sujeta a pactos de gobierno) precisamente con esos comicios tan cercanos y con cada fuerza política buscando su propia posición en la carrera que se avecina. Efectivamente este no es solo un mundo nuevo. También sigue siendo muy complicado.