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La sanidad valenciana superó el «simulacro real» del buque

El personal sanitario de la Conselleria aprueba con nota una operación de emergencia «que no tenía referente»

Cuando el Gobierno central comunicó que las 630 personas migrantes a bordo del Aquarius llegarían a València se puso en marcha un dispositivo sanitario que aún continúa. Un total de 150 trabajadores de la Conselleria de Sanidad Universal y Salud Pública se presentaron voluntarios para atender a los recién llegados. Dos semanas después, cuentan su experiencia diez de ellos que se presentaron voluntarios, que cambiaron turnos, hicieron uso de días de libre disposición o aprovecharon su tiempo de descanso para trabajar más de 36 horas con 630 personas que llevaban días a la deriva en un mar que los tenía amenazados de muerte.

Acuden a la cita con la satisfacción del trabajo bien hecho. Impecable. Representan a los 150 compañeros que, como ellos, dieron el do de pecho ante una tragedia jamás vivida en la Comunidad Valenciana. Esa es la primera aclaración. No quieren ser protagonistas de nada, pero lo fueron todo para 630 personas.

Colgarse medallas

No quieren colgarse medallas pero deberían llevar varias al cuello. Y es que se enfrentaron a una situación de la que no tenían referente alguno. Y lo hicieron de 10. «El martes empezamos a objetivar el dispositivo. Es algo muy similar a lo que son los accidentes con múltiples víctimas o catástrofes, pero no es igual. Era necesario adaptar los protocolos que tenemos establecidos ante catástrofes porque era una situación tremendamente excepcional. Nosotros hacemos simulacros, pero en nada se parecen a esto», explica el coordinador del operativo. De hecho, si se trata de comparar situaciones similares citan tres casos, ninguno de ellos comparable con el que nos ocupa: la tragedia del metro, algún accidente de autobús en carretera y la explosión de Cofrentes.

Por eso, Antonio Félix (médico y coordinador del operativo) especifica: «En el Aquarius la situación era diferente. Tenías información de los refugiados, de las patologías que tenían y no había nadie que tuviera una necesidad de atención urgente. Aquí teníamos información, pero también teníamos mucho que prever. Porque no se trataba solo de las patologías que había en los barcos, sino de controlar y detectar enfermedades infecciosas».

La del Aquarius fue una misión en movimiento. Una lección de vida que no olvidarán los 150 trabajadores de la conselleria que atendieron a los recién llegados con profesionalidad y cariño.

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