Podremos tomar las uvas en Nochevieja. El Ministerio de Transición Ecológica y la empresa estatal Acuamed se han comprometido con el presidente de la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó, Andrés Martínez, a reabrir la próxima semana el trasvase para enviar el riego de socorro de 6,5 hm³ que salvará la mitad de la uva de mesa que estaba en serio riego tras quedarse sin agua las 18.000 hectáreas en explotación. Se trata de la uva que comienza a comercializarse a mediados de agosto y dura hasta diciembre. Martínez se ha reunido con Manuel Menéndez, nuevo director general del Agua y los responsables de Acuamed, y ha llegado a un acuerdo que, según les explicaron, había bloqueado el Ministerio de Hacienda al faltar el convenio definitivo para la gestión de la infraestructura.

El agua llegará a un precio de 0,18 euros por metro cúbico y tanto los agricultores como la Administración confían en que antes de que finalice el verano se pueda tener ya firmado el documento en el que quedará negro sobre blanco que el Júcar-Vinalopó trasvasará todos los años un caudal de 20 hm³ de agua del Azud de la Marquesa hasta Villena, y de allí se repartirá por las comarcas del Vinalopó, l`Alacantí y Baix Vinalopó. En dicho documento debe quedar también zanjada la cuestión del agua potable, con la incorporación de la desaladora de Mutxamel y el caudal que debiera llegar para que los vecinos del Medio y Alto Vinalopó puedan disponer de él y así dejar de extraer agua de los acuíferos, la razón por la que se aprobó el trasvase, una obra que ha costado más de 400 millones de euros, 120 financiados por la Unión Europea.

«La definitiva»

Andrés Martínez, presidente de la Junta Central de Usuarios del Trasvase Júcar-Vinalopó, se mostró ayer convencido de que «esta vez va a ser la definitiva y estamos en la recta final para que el Júcar-Vinalopó, una obra de 400 millones de euros, pueda ser útil. Sabemos que nuestro objetivo final es lograr que haya una toma para agua que pueda beberse, pero hoy estamos en otro punto como es garantizar el caudal para la agricultura», subrayó Martínez, que quiso agradecer «la gestión del secretario autonómico de Agricultura, Francisco Rodríguez Mulero, que ha estado con nosotros y ha sido clave para preparar la reunión en la que se ha desatascado el tema».

El objetivo ahora mismo es suscribir un convenio plurianual que supondría trasvasar cada año 20 hectómetros cúbicos de agua del Júcar al Vinalopó, desde la toma en el Azud de la Marquesa en Cullera hasta el embalse regulador de La Cuesta en Villena.

La medida supone un avance clave respecto a la situación que se venía repitiendo desde que en 2012 llegaron a la provincia de Alicante los primeros caudales del Júcar. Desde entonces los cuatro trasvases realizados han sido aprobados por el Gobierno central y Acuamed, con carácter de urgencia y de forma extraordinaria, y la cantidad autorizada, 15 hectómetros cúbicos, tampoco ha podido ser utilizada por completo debido a la falta de ejecución de las infraestructuras del postrasvase. Prueba de ello es que en el primer desembalse del Júcar la provincia solo pudo aprovechar 4 hm3 de los 15 hm3 que llegaron al malogrado macroembalse de San Diego en Villena. Y en los tres convenios siguientes ha ocurrido lo mismo. En el año hidrológico 2013/2014 solo se emplearon 7 hm3; en 2015/2016 fueron 7,5 hm3 y en el último periodo fueron 9 hm3. En total 27,5 hm3 de los 60 hm3 autorizados. En abril de este año finalizó la vigencia del último convenio provisional, los acontecimientos se precipitaron, no hubo firma del convenio definitivo, cayó el Gobierno Rajoy y Acuamed miró para otro lado cerrando el trasvase.

Dudas

Lo que suscita las dudas entre regantes, agricultores y ayuntamientos es que la Confederación Hidrográfica del Júcar propusiera en su día que la desaladora de Mutxamel compense en la comarca de l'Alacantí los gastos del trasvase si resultara deficitario. La Junta Central y el anterior Ministerio de Medio Ambiente estaban trabajando en un acuerdo para que el agua del trasvase no se renovara año a año, como había ocurrido hasta ahora, sino que quedase regulada de forma estable y permanente para garantizar el trabajo y las inversiones de los agricultores. En aquel momento Ángel Urbina, presidente de la Sociedad Agraria de Transformación (SAT) San Enrique y portavoz de la Junta Central, ya mostró su deseo de que «este trasvase fuera el último provisional. Queremos -anunció- que en 2018 tengamos ya conseguido trasvases del agua regularmente, o al menos cada cinco años». Un objetivo que parece que ahora puede cumplirse.

En abril de 2017 los campos de la provincia comenzaron a regarse con el último desembalse del Júcar autorizado por el Ministerio para poder atender las necesidades de las cuencas receptoras. Una medida que garantizó riegos de socorro para los campos del Vinalopó durante la tórrida primavera y el seco verano.

Para ello los caudales llegados al embalse villenero de La Cuesta, a través del «bypass» del macroembalse de San Diego, se reconducen por toda la margen derecha a través de Monóvar, Aspe, Hondón y Elche a través de los embalses del Toscar, El Rollo, Federal, San Enrique y José Ramón García Antón. Un largo viaje para unas aguas sin las cuales la agricultura alicantina se queda sin futuro.