Un informe del Laboratorio de Climatología de la Universidad de Alicante sobre los efectos que está teniendo el cambio climático en la evolución de las temperaturas en la provincia alerta de que, en los últimos diez años, el aumento y combinación calor y humedad han hecho que durante el verano haga más calor (bochorno), sobre todo por las noches, que en el Valle del Guadalquivir, la que está considerada como la zona más tórrida de España.

En la provincia, se aprecia perfectamente en los núcleos urbanos de Torrevieja, Elche, Alicante, Benidorm y Dénia, según apunta Jorge Olcina, director del Laboratorio de Climatología y autor del estudio junto a Samuel Biener. Las denominadas noches tropicales (la temperatura no baja de los 22 grados) se han triplicado desde 1980 y como anécdota destacar que el barrio de La Florida, en la ciudad de Alicante pasa por ser el horno del municipio, según los cálculos del informe realizado por Olcina y Biener.

Durante la primera quincena del mes de agosto los valores nocturnos han sido muy elevados toda la provincia. Excepto el día, en el resto de los días las temperaturas mínimas no han bajado de los 25º. Cuando por la noche no se desciende de los 25º, popularmente se denomina como noche ecuatorial, «aunque sería más correcto referirse a esta situación como noche tórrida», apunta Olcina.

Durante las dos últimas semanas la humedad relativa del aire ha experimentado vaivenes, debido a la variabilidad del viento (brisas vientos terrales, xaloc), mientras que a partir del 10 se impuso el viento de levante, lo que provocó un aumento de la humedad, y por tanto, de la sensación de bochorno.

Durante todas las noches, la sensación térmica ha rondado los 30º, incluso en algunos casos más, de acuerdo con el «heat Index», que es el que suele utilizar la Agencia Estatal de Meteorología. «Sin aire acondicionado es muy complicado conciliar el sueño con estos valores tan elevados de temperatura y humedad», explica Olcina.

Esta situación no se da en otras zonas de España, donde las noches tórridas suelen ser más bien puntuales o no prolongarse más de tres o cuatro jornadas, casi siempre coincidiendo con olas de calor, y uno de los mejores ejemplos es el valle del Guadalquivir.

Debido al calentamiento del Mediterráneo, al efecto de la isla de calor urbana y al cambio climático (aunque en el caso del litoral mediterráneo aún desconocemos el peso que tiene respecto a estas situaciones), se está produciendo un aumento muy importante en las últimas décadas de las noches tropicales (mínimas de 22º o más), y sobre todo, de noches tórridas (25º o más), según el informe de Climatología.

Hasta 1980, las noches tórridas en el Mediterráneo y en la costa eran excepcionales, pero en los últimos años se están volviendo más frecuentes en el litoral mediterráneo. En nuestra provincia, se aprecia perfectamente en los núcleos urbanos de Torrevieja, Elche, Alicante, Benidorm y Dénia.

Otro factor muy importante que condiciona las mínimas, especialmente cerca del Mediterráneo, es la temperatura del mar. Durante las últimas semanas, ésta ha oscilado entre los 28-30º en la bahía de Alicante, especialmente en el sector comprendido entre la playas del Postiguet y Aguamarga en Alicante.

«Cuando la temperatura de lámina de agua del mar está tan elevada, trasmite el calor y la humedad al aire situado por encima (la brisa no refresca, más bien al contrario), pero también a las zonas más próximas al mar. Además, en verano suelen aparecer nubes bajas entre el ocaso y el amanecer, sobre todo en el mar, que consiguen penetrar unos centenares de metros en tierra, por lo que en aquellas zonas afectadas por esta pantalla nubosa se registran temperaturas nocturnas más elevadas, al retener la nubosidad el calor acumulado durante el día», afirma Jorge Olcina.

El director del Laboratorio de Climatología de la UA tiene que claro que Alicante vive años de incertidumbre en muchas facetas. También en lo climático. «Percibimos que el clima no es el mismo que hace dos o tres décadas. Y comienza a preocuparnos, porque puede afectar a nuestra economía, a nuestra salud, a nuestro territorio. Hay una serie de indicios, comprobados por los datos científicos, que nos señalan que algo está cambiando. La temperatura media en la provincia ha subido 0,6º desde 1980, sobre todo por la noche».