Los casos de sarampión siguen su escalada en toda Europa, y la Comunitat Valenciana no se queda atrás. En lo que llevamos de año los casos confirmados en las tres provincias quintuplican ya la cifra total de personas que enfermaron en 2017. Si se echa la vista atrás un año más, la diferencia es abismal: de los 7 casos confirmados en 2016 a los 131 que ya hay contabilizados hasta mediados de agosto: un crecimiento del 1.800%.

A cuatro meses y medio de cerrar el año, la Comunidad Valenciana lleva camino de anotar de nuevos máximos en una enfermedad que, paradójicamente, a mediados del año pasado se dio por erradicada técnicamente en España después de estar 36 meses sin circulación interna.

El cambio de tendencia durante este año (no se registraban datos de tres cifras desde principios de la década) tiene, sin embargo, mucho que ver con lo que está pasando fuera de las fronteras nacionales. En un mundo globalizado donde éstas están cada vez más diluidas y con una alta movilidad de personas, el tener unas buenas tasas de inmunización en la población española y valenciana no erradica el peligro de sufrir brotes de la enfermedad, altamente contagiosa.

El primer brote

De hecho, y según reconocen los informes de la Dirección General de Salud Pública, a estas cifras en 2018 se ha llegado por la acumulación de hasta cuatro casos importados desde finales de 2017 de niños que no estaban vacunados. El primer gran brote fue a partir de la llegada de una niña de Rumanía el pasado 18 de noviembre de 2017. Los «agujeros» en la inmunización de la población (sobre todo entre los adultos jóvenes de entre 25 a 45 años) y de niños que por decisión de sus progenitores no son vacunados según el calendario oficial han hecho el resto.

En marzo se activaban los protocolos de Salud Pública por un brote en el Hospital de Manises que partía de dos niños sin vacunar y que afectó mayoritariamente a personal sanitario que estaba mal inmunizado. A renglón seguido, la Conselleria de Sanidad lanzó una alerta ante el repunte de infectados y ordenó tanto la vacunación urgente de todo su personal para evitar la transmisión intrahospitalaria como poner en alerta a pediatras y sobre todo a médicos de familia para recordar que el sarampión ni era una enfermedad de niños ni debía de ser tratada como tal por las complicaciones que lleva aparejada.

En mayo se volvieron a notificar otros tres casos procedentes de Rumanía y Alemania que volvieron a elevar los casos secundarios ya que el sarampión es altamente contagioso y se transmite por contacto directo con las secreciones infectadas de la nariz o la garganta: basta con que estemos cerca cuando alguien estornuda.

Así, según los últimos datos oficiales de la Conselleria de Sanidad, hasta el pasado domingo 12 de agosto eran 131 los casos confirmados de sarampión en todo el año, después de descartar otros 35 posibles. Siguiendo la pista de los casos importados (y de los consiguientes brotes asociados que se registraron a finales de 2017 y a principios de este año), los departamentos de salud con más casos detectados son, por orden: Valencia ciudad, Manises y Castelló.