La provincia de Alicante ha registrado un repunte en el número de intoxicaciones alimentarias en los últimos años. En 2014 se dieron 96 casos y 13 brotes frente a los 312 casos y 30 brotes del pasado año. Esta diferencia supone un aumento de más de un 200% de los afectados.

Los expertos aseguran que entre las principales causas está la falta de formación de muchos manipuladores de alimentos que llegan a conseguir su certificado por 30 euros en internet, una escasa higiene en las cocinas de restaurantes y hogares y pocos conocimientos de algunos consumidores a la hora de cocinar determinados platos.

Hasta ahora se han descrito más de 250 agentes diferentes de toxiinfecciones alimentarias. La mayoría son infecciones producidas por bacterias, virus y parásitos de los alimentos, mientras que otras son envenenamientos producidos por toxinas o compuestos químicos.

Los alimentos que más frecuentemente se ven implicados son huevos, pescados, mariscos, vegetales y pollo. No obstante, en un 20% de los casos no es posible averiguar el alimento causante.

Tal y como ha informado la pediatra alicantina Ana Gonzálvez, la mayoría de las intoxicaciones no voluntarias se dan en bebés y niños por la ingesta de medicamentos o productos del hogar. Estos brotes causan efectos más severos en niños que en adultos porque son más pequeños, tienen tasas metabólicas más rápidas y son menos capaces de hacer frente a los productos químicos tóxicos.

Según ha precisado Gonzálvez, los menores de dos años son especialmente vulnerables y se debe llevar cuidado con los productos domésticos de uso habitual como los de limpieza, medicamentos, cosméticos, alcohol, plantas o pesticidas. «Es muy habitual encontrar en urgencias pediátricas a niños que han tomado un producto tóxico como los detergentes porque sus padres no estaban prestándoles atención en zonas especialmente peligrosas de las casas como son los cuartos de baño o la cocina».

Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios OCU, más del 50% de las intoxicaciones tienen su origen en comida preparada en el hogar. El consumo de carnes y pescados poco cocinados elevan la prevalencia. Hay que tener en cuenta que los meses de verano constituyen una época especialmente crítica porque las altas temperaturas favorecen el desarrollo de microorganismos.

Tal y como han confirmado fuentes de la Conselleria de Sanidad, aunque las toxiinfecciones alimentarias sufren fluctuaciones anuales, el repunte observado en los últimos años también puede atribuirse a la inclusión en 2015 en la RedMIVA (sistema de información que recoge diariamente los resultados analíticos de todos los laboratorios de los hospitales de la Comunidad Valenciana) de varios agentes productores.

Este hecho ha permitido la identificación y notificación de brotes pequeños que antes pasaban desapercibidos. Hay que recordar que las bacterias que más frecuentemente se ven implicadas tienen periodos de incubación de uno a tres días.

Las más frecuentes

Las infecciones más comunes son la salmonela, el botulismo, la listeriosis o las bacterias E-coli. La mayoría suelen producir trastornos gastrointestinales, tales como dolor abdominal, diarreas, náuseas y vómitos, a veces acompañados de fiebre y en determinados casos pueden desencadenar enfermedades graves. Las señales de alarma que indican que una persona está intoxicada dependen en gran medida del tipo de tóxico y la vía de entrada al organismo, así como de la sensibilidad de la víctima.

Guía de seguridad

La Conselleria de Sanidad ha lanzado y publicado en su web la guía práctica de higiene y seguridad alimentaria para el consumidor con el fin de difundir unas normas básicas sobre la manipulación de los alimentos en el hogar, desde la elección del establecimiento de compra hasta el consumo, recordando que a los ciudadanos les compete la responsabilidad de comprar, almacenar, manipular, cocinar y consumir los alimentos de manera adecuada, debiendo recibir formación sobre la protección de los alimentos contra la contaminación.

La seguridad de los productos no solo viene garantizada por la industria de elaboración, sino que existe una responsabilidad compartida entre los productores,industriales, distribuidores y consumidores.

Es fundamental valorar los establecimientos donde se respete la limpieza, dispongan de sistema de frío adecuado para el mantenimiento de los alimentos o se garantice la correcta higiene del personal. Los consumidores deben reconocer la frescura de los alimentos, teniendo en cuenta el color de la carne y el pescado, las frutas y verduras sin muestras exteriores de suciedad y los huevos sin fisuras en la cáscara. Hay que tener en cuenta las fechas de consumo de los etiquetados y las instrucciones para su conservación.

Tal y como ha informado la conselleria de Sanidad, poner en marcha normas de higiene alimentaria adecuadas es el principal instrumento para prevenir las enfermedades provocadas por alimentos en el hogar. Para una buena conservación en la nevera, se debe mantener la temperatura adecuada, recordando que una buena descongelación devolverá las mismas características de los alimentos frescos.