Un colchón tirado sobre el suelo evidencia que el parque situado frente a Casa Mediterráneo se ha convertido en unos de esos espacios públicos elegidos por personas sin techo . Cerca, a la vista de todos, dos maletas de un mismo color naranja se dejan ver entre unos cuantos cartones apilados.

A sólo unos metros, como escondido junto a unos matorrales y un panel informativo, se podía ver a un hombre, de mediana edad, que aprovechaba los últimos minutos de sueño de un día más en las calles de Alicante... En este caso, frente a un espacio de relaciones diplomáticas de alto nivel como es Casa Mediterráneo y en las proximidades de la estación de autobuses, a donde cada día llegan cientos de turistas a la ciudad.

Esa fotografía fija es cada vez más habitual en los espacios más emblemáticos de Alicante, como la plaza de Luceros, el parque de Canalejas o la remozada Plaza de Balmis, y también en muchos de sus barrios. La situación no gusta a muchos vecinos y tampoco a hosteleros, que critican la imagen que se da de la ciudad a los miles de visitantes que eligen la capital alicantina para pasar sus vacaciones cada año.

En Luceros, por ejemplo, al menos dos personas (una pareja joven) llevan meses durmiendo en el interior de la plaza. Los vecinos, según explican de forma anónima, han agotado «todas las vías» para conseguir que el Ayuntamiento «haga algo», pero sin ningún éxito por el momento, según se puede ver cada noche.

La situación se repite en otros espacios de la ciudad, como aseguran los hosteleros de Gabriel Miró, donde cada vez resulta más habitual ver los bancos de la plaza ocupados por sin techo, que aprovechan el agua de la fuente para asearse o refrescarse durante los días de intenso calor.

En ese mismo lugar, a solo unos escasos metros, se encuentran los veladores repletos de clientes y situados bajo las ramas de los ficus centenarios, uno de los lugares más emblemáticos para los alicantinos y más fotografiados por los turistas. También es cotidiano ver a personas sin hogar en la remodelada plaza de Balmis, de donde se intentó expulsar a las prostitutas con una polémica actuación urbanística pero donde se pueden ver a sin techo a diario, que también hacen uso del agua de la fuente.

Cada vez, según explican los vecinos del entorno de la avenida Doctor Gadea, resulta más complicado poder encontrar un banco libre, ya que están ocupados por personas que suelen pasar ahí los días... y también las noches. Los residentes, junto a los habituales del parque, no entienden que el Ayuntamiento de Alicante no tenga mecanismos para evitar que las personas se «apropien» de espacios públicos, de los que «expulsan» al resto de ciudadanos.

«Aquí no se puede venir con los nietos, porque el parque está como está... ¡Y qué decir de los bancos!», explicaba esta semana una mujer que suele acudir a la zona de gimnasia habilitada en la parte central de un parque emblemático por sus ficus centenarios.

Preguntado el Ayuntamiento por la situación de los sin techo en las calles de Alicante, y en concreto en espacios emblemáticos de la ciudad de Alicante, el gobierno municipal se limitó a facilitar datos sobre el Centro de Acogida e Inserción de Personas sin Hogar (CAI), donde el Ayuntamiento «aborda las situaciones de personas sin techo y sin vivienda».

Según el ejecutivo municipal, el CAI cuenta con una capacidad de 69 personas, aunque durante todo el pasado año se atendió a 551 personas. La atención en esta instalación, prosigue el Ayuntamiento, puede ser de corta estancia (15 días), media estancia (de medio mes a medio año) y larga estancia (de seis meses a un año). Según el Ayuntamiento, el perfil del usuario del CAI es un varón (80%) y español o extranjero (al 50%).

Sin embargo, el Ayuntamiento no explicó qué mecanismos dispone para intentar que las personas que habitualmente duermen en la calle puedan tener otras oportunidades en la vida. Este diario quiso conocer la opinión de la concejala de Acción Social, la popular Mari Ángeles Goitia, pero no tuvo éxito. Mientras tanto, las personas sin hogar siguen pasando los días, junto a las noches, en las calles, en las recónditas y en las más transitadas.