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Encerradas a cal y canto

Las monjas que custodiaban hasta anoche la Santa Faz pasaron sus últimas horas en el monasterio incomunicadas. Feligreses, entre lágrimas, se lamentan: «Se llevan lo principal, las monjas, ¿quién va a cantar ahora en las misas?»

Encerradas a cal y canto

Aunque son monjas de vida contemplativa, dedicadas a la oración y a la custodia de la Santa Faz, la Reliquia que protegían hasta ayer desde hace 500 años en el monasterio alicantino, las Clarisas se dejaban ver de vez en cuando por la pedanía para alegría de los vecinos. También era habitual encontrarlas tras las rejas en la tienda en la que venden recuerdos, sobre todo en la semana de la Peregrina y en fechas especiales. Sin embargo, en la última semana han estado incounicadas, encerradas a cal y canto. Según sus allegados, se les ordenó por «obediencia debida».

Cuando ingresaron en la orden hicieron votos de clausura, lo que conlleva el vivir intramuros. Ese aislamiento ha sido mayor desde que saltó la noticia de que el Obispado las forzaba a desalojar el convento el próximo martes con destino a Cieza (no es seguro que este sea su destino), en un plan que perseguía además trasladar la Reliquia a San Nicolás. La Diócesis garantizó el viernes, ante la presión popular, que la Santa Faz no se moverá de donde lleva 500 años y que el monasterio seguirá como tal. La orden de las Clarisas habló de «traslado» sin que éste tuviera por qué implicar que las monjas abandonaran el monasterio, y de «relevo» por otra comunidad de Clarisas para nutrir el déficit de religiosas que sufre el monasterio de Santa Faz. Finalmente, el traslado de las monjas se adelantó para dejar sin efecto la movilización popular prevista para mediodía de hoy.

En el recinto quedaban solo cuatro hermanas y una de ellas está delicada de salud tras ser operada recientemente. Pero son relativamente jóvenes, entre 40 y 50 años, y una de ellas no alcanza esa edad. Las cuatro más mayores ya se las llevaron a un convento de Elche. Son numerosas las voces que en los últimos días reclamaban la llegada de más hermanas para devolver al convento el esplendor a la comunidad.

Por una rendija

A una vecina, Conchi Heredia, le indigna que estén «deshaciendo el núcleo» de las hermanas. Se refiere a la disminución constante del número de religiosas para atender un monasterio muy grande, que requiere de mucho trabajo. También David Brocal, del hostal Santa Faz, dijo no entender la situación por la que atraviesan las monjas y cómo se ha llegado al momento de su marcha. «Hasta hace poco había aquí dieciséis», dijo. Eso sí, en algunos momentos llegaron a coincidir hasta cinco enfermas, de las que cuidaban las demás hermanas de clausura.

A una de las monjas apenas se la pudo ver el viernes unos segundos mirando por una rendija de la puerta trasera del convento después de que un coche saliera del recinto. Tras llamar al postigo abrieron pero no quisieron responder a ninguna pregunta y cerraron enseguida.

No se las vio tampoco en la tienda por la mañana pese a que muchos vecinos se acercaron para interesarse por ellas tras conocerse su posible marcha. Algunos, con lágrimas, como una mujer, de las más veteranas de la pedanía, que contaba que siempre que han sacado a pie a la Santa Faz, ella la ha portado. «Se llevan lo principal, las monjas, ¿quién va a cantar en las misas?», se lamentaba. Otro residente en la pedanía, Antonio Alcaraz, no podía ocultar su emoción y con voz entrecortada hablaba de atropello. «Parece mentira que los políticos no hagan nada», e instaba a los alicantinos a «echarse a la calle», como hacen cada año con motivo de la tradicional Peregrina.

Personas muy próximas a las monjas señalaban que han estado «en una urna, prácticamente incomunicadas». «Todas las llamadas tenían que pasar por centralita. Están desconectadas de todo, en su creencia y su regla, se olvidan del mundo y las engañan», afirmaban estos vecinos, que aseguraban que las monjas son propietarias del convento a perpetuidad. «Nadie puede echarlas más que su orden», dijeron.

Es tal la indignación que la ciudadanía se movilizará para pedir el regreso de las monjas y, durante la mañana de hoy, habrá cuatro mesas con hojas en las que todo el que se acerque a la pedanía podrá firmar para que las Clarisas regresen a Santa Faz. Se instalarán a las 11.30 horas para aprovechar el mercadillo de Santa Faz y la afluencia de fieles a la misa de mediodía, que suele ser muy elevada. Y llegarán peregrinos convocados para defender que las hermanas vuelvan al lugar donde han estado 500 años custodiando la Faz Divina.

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