El acuerdo alcanzado para la salida del Reino Unido de la Unión Europea provocó ayer una gran fluctuación de la libra, lo que afecta al bolsillo de los ingleses, y, por ende, al turismo. De momento, en la Costa Blanca, tranquilidad. Las grandes ventas están cerradas hasta la primavera de 2020. El sector turístico de la Costa Blanca mira desde ayer hacia Gran Bretaña expectante por la tormenta política que se ha desatado en el primer granero de visitantes extranjeros para la provincia, tras el principio de acuerdo al que ha llegado la primera ministra Theresa May para abandonar la Unión Europea.
La situación provocó grandes fluctuaciones en el valor de la libra -llegó a cambiarse por debajo del euro- pero, de momento, no afecta nada al principal motor de la economía de la provincia, según la patronal turística Hosbec que considera que si al final se produce una grave crisis económica en el Reino Unido ésta no se empezará a notar hasta mediados de 2020, ya que en estos momentos los hoteles tienen vendido al 90% de las estancias del próximo verano y del invierno 2019-2020 que se cerrará en abril de este último año.
Con todo, se mira hacia el Reino Unido con atención porque el turismo inglés es clave, y muchos visitantes llegan también ya por su cuenta y la evolución del empleo (hoy el paro es cero entre los ingleses) podría cambiar las condiciones del mercado a medio plazo.
«La economía de Gran Bretaña es fuerte, no hay paro y hemos tenido momentos en que llegó a estar a la par del euro y no notamos nada. De momento no hay ningún tipo de temor. Máxime cuando ya hemos descontado la quiebra de la compañía aérea Monarch (800.000 asientos menos en el último año) y la presión de Turquía, que ya está subiendo sus precios», subrayó ayer Nuria Montes, secretaria general de Hosbec.
El turismo británico es estratégico en la provincia, lo fue a finales de los 70 cuando surgieron iconos turísticos como Benidorm y lo sigue siendo hoy. Según los datos que maneja Turisme Comunitat Valenciana, el ente gestor de la política turística de la Generalitat, el turismo británico (dos millones de visitantes hasta agosto) dejó 1.775 millones de euros, el 90% en la provincia de Alicante, con un gasto medio por viaje de 892 millones de euros, 101 euros al día y una estancia media de 9 días.
El 26,3% de los turistas británicos sigue utilizando el viaje contratado en origen, un 49% se aloja en hoteles, el 22,2% en viviendas alquiladas o de amigos, y un 15% en una casa de su propiedad. De hecho, el aeropuerto está conectado con 22 ciudades del Reino Unido con vuelos directos.
Francesc Colomer, secretario autonómico de Turismo, trasladó también el mensaje de la tranquilidad ante las noticias que llegaban desde Reino Unido. «Hemos llegado ya a un punto en el que el objetivo principal es lograr el mejor acuerdo posible para que el flujo de turistas no encuentre trabas añadidas. Necesitamos mantener la mejor relación posible, ya que el turismo es un fenómeno que debiera trascender de fronteras y de los aciertos y los errores de los políticos. Nuestra estrategia no puede ser otra que suavizar y remover los obstáculos».
España, primer destino
Con una población de 65,6 millones de personas, en el Reino Unido se produjeron en 2017 un total de 72,3 millones de salidas al extranjero, que generaron un gasto de 44.700 millones de euros. Reino Unido es uno de los mercados emisores más importantes del mundo. España, con casi 18,8 millones de turistas británicos que generan más de 17.400 millones de euros anualmente sigue siendo su primer destino vacacional.
Reino Unido es el país de origen de un 23% del total de las llegadas internacionales y genera un 20,1% del gasto total realizado por los turistas extranjeros en España. Ambos indicadores, volumen y gasto, convierten al Reino Unido en el principal mercado para nuestro país, por delante de Francia y Alemania, respectivamente.
En el Reino Unido apenas se da la distinción, tan marcada en otros países, entre mayoristas y minoristas. Salvo excepciones, todos los operadores de una cierta envergadura ejercen como turoperadores y como agentes, como mayoristas y como minoristas, operan online y mediante tiendas o servicios telefónicos. Destaca la figura de ATOL (Air Travel Organizer's Licensing), un sistema de protección al consumidor puesto en marcha por la Civil Aviation Authority. A diferencia de lo que ocurre en otros mercados, los paquetes turísticos mantienen su fuerza en el mercado británico por la seguridad que ofrece el sistema. No obstante, la organización independiente de las vacaciones se ha convertido en la primera opción de los turistas británicos gracias principalmente a las nuevas tecnologías y a las aerolíneas low cost.
Según un informe de la Generalitat, el mercado de los viajes organizados está en manos de dos dos grandes turoperadores integrados en el que estarían TUI Group (fusión TUI Travel y TUI AG en diciembre 2014) y Thomas Cook. Empresas que disponen de redes de agencias y han creado posteriormente una aerolínea propia y un banco de camas de hotel de modo que integran el mercado de oferta completa de viajes.
Existe, por otro lado, otro grupo, integrado por las aerolíneas que han terminado creando sus propios touroperadores, en el que están Jet2holidays, Easyjetholidays, Ryanair, British Airways y Norwegian. Mercantiles que nacieron como aerolíneas y en algunos casos han empezado a integrar otros servicios desarrollando su propio turoperador .
A estos se suman otros grupos que organizan vacaciones. Generalmente se especializan en un producto o en un nicho de mercado. En esta especialización reside su fortaleza, ya que por tamaño y poder de compra el mercado está liderado por los grupos de mayor tamaño.
Los principales productos según la especialización de los operadores son turismo de ciudad y cultural, turismo de sol y playa, turismo de naturaleza y rural/aventura, turismo religioso, turismo idiomático, turismo deportes, turismo enológico, turismo de golf y MICE (congresos, reuniones, convenciones e incentivos).
El mercado vacacional británico continúa creciendo aunque con un cambio de tendencia a realizar un mayor número de viajes pero de menor duración. Este verano la presión de los precios bajos de Turquía provocó una minicrisis que se cerró el pasado octubre cuando en el aeropuerto volvió a apuntar datos positivos con más de 500.000 pasajeros británicos, un 5,5% más que en de 2017, el mejor año de la historia del aeródromo Alicante-Elche.
