La tecnología al servicio de la conservación del patrimonio. Con esta idea la empresa IT&IS Siglo XXI, fundada por el catedrático Andrés Pedreño, que adquirió Torre Juana, una antigua torre de la huerta, y la Fundación Santa María la Real, formalizaron ayer un convenio. El objetivo es incorporar una veintena de sensores que capten a diario información sobre el inmueble de tipo estructural, ambiental y de uso que pueda ser analizada y utilizada para tomar decisiones que ayuden a su conservación óptima.

El Big Data y el Internet de las Cosas entra así de lleno en la gestión patrimonial de Alicante, donde todavía no han sido utilizados. «Queremos ser un escaparate del potencial de la Fundación Santa María la Real en el Mediterráneo porque con esta tecnología se gana en racionalidad y se rebajan costes. Por eso hemos llamado también a representantes de los ayuntamientos de Alicante -la concejal María Dolores Padilla-, Murcia y Orihuela para que lo conozcan, pero esta tecnología sirve también para los castillos, iglesias y palacios repartidos por la provincia».

Torre Juana es un conjunto de edificaciones construidas alrededor de una típica torre de la huerta alicantina del siglo XVI que hoy día acoge un vivero de empresas tecnológicas. El empeño del que fuera rector de la Universidad de Alicante (UA) ya ha conseguido restaurar la pequeña ermita y las caballerizas y los trabajos continúan en la casa principal y en la bodega. Tras la firma del convenio los primeros sensores se colocarán en la ermita.

La tecnología desarrollada por la Fundación Santa María la Real, fundada por el arquitecto y dibujante José María Pérez, Peridis, les ha llevado a monitorizar 90 edificios históricos para conocer con exactitud su estado y su evolución. Esta fundación lleva más de 40 años velando por la recuperación del patrimonio, principalmente del románico disperso en Castilla y León, y ha restaurado más de 500 joyas arquitectónicas.

Su director general, Juan Carlos Prieto, destaca que tras su experiencia en restauración decidieron desarrollar su propio hardware y software para controlar un patrimonio que en muchas ocasiones quedaba abandonado a su suerte una vez rehabilitado.

«Nos dimos cuenta de que para realizar una gestión inteligente era necesario basar las decisiones de intervención e inversión en datos objetivos», afirmó Prieto.

En pleno desarrollo de estas tecnologías por parte de la fundación llegó la irrupción del Big Data y el Interner de las Cosas y gracias a unir ambas vieron que era posible comprobar si una pequeña grieta en un muro se agranda o no con el paso del tiempo, si surgen humedades o si se produce una inundación o un robo en un patrimonio disperso como el de Castilla y León. Y a partir de ahí extendieron sus actuaciones a otras partes de España y exportaron su «know-how» al exterior. Son capaces de medir hasta 35 parámetros.

«Es una tecnología española líder en Europa y nosotros queremos aprender», afirmó Pedreño, quien además apostó por «extender la economía colaborativa en estos ámbitos».

Conservación preventiva

Otra de las ventajas de la tecnología desarrollada por la Fundación Santa María la Mayor es la de utilizar los datos para predecir cuánto tiempo tardará en sufrir daños importantes un inmueble. «El sistema es capaz de analizar la estructura y alertar de que, por ejemplo, si no se realiza ninguna intervención en un edificio dentro de 30 años éste se caerá», indicó el director general.

Prieto aseguró que gracias a este conocimiento la administración o cualquier institución o empresa puede poner en marcha lo que llamó «conservación preventiva» o acometer las intervenciones necesarias en el momento preciso. «Por cada euro que se invierte en conservación preventiva se ahorran entre tres y cinco», calculó este experto.